En la Edad Media, en algunos reinos de la Península Ibérica, los reyes juraban cumplir y respetar las leyes del reino. Los vascos, ante el legendario árbol de Guernica, hacían que el monarca jurara cumplir las leyes, ante un Crucifijo y sobre una Biblia escrita en euskera.
Pero en el Reino de Aragón, el rey realizaba su juramento ante un grupo de notables, que le recordaban su sagrada obligación de respetar las leyes y reconocer los derechos del pueblo a exigírselo: “Nos que cada uno de nosotros somos igual que vos, recordad Señor que si Vos sois más que nos, nos todos juntos, somos más que vos”.
Lo anterior demuestra que desde hace varios siglos el monarca no tenía poder absoluto ni disponer a su gusto de vidas y haciendas de sus gobernados. Ningún autoritarismo era válido ante el enorme poder de un pueblo unido, de exigirle respeto y cumplimiento de sus leyes y derechos. Y en el siglo XXI esto cobra gran importancia ante las tendencias dictatoriales aparecidas en diferentes países de América Latina, y que en El Salvador está demostrando el gobierno Bukele y sus Nuevas Ideas.
Pero los salvadoreños no estamos dormidos, y aunque NI tuvo una aplastante victoria en las elecciones presidenciales y en legislativas, luego de 3 años que todas las promesas de terminar con la corrupción y hacer buen uso de los dineros públicos, han demostrado ser sueños que jamás tuvieron intención de cumplir, y seguir repitiendo que el dinero alcanza cuando nadie roba, aunque el presupuesto de CAPRES aumenta en varios millones, y la deuda está llegando a niveles históricos.
Pareciera que no hay esperanza. Que la débil democracia lograda tras los Acuerdos de Paz está dando sus últimos suspiros, que tendremos una reelección quebrantando los mandatos constitucionales, la pobreza seguirá aumentando mientras los del régimen se siguen enriqueciendo. Pero hay miles de madres y familias con sus seres queridos presos, que muchos no volverán a ver más que dentro de un ataúd.
Que no se les ha cumplido a los maestros sus justos reclamos. Que el trato dado a los médicos y a las familias de los fallecidos es inhumano. Que el robo al sistema de pensiones dejará a muchos sin lograr un retiro decente. Y no se vislumbran partidos políticos que resuciten y recuperen la confianza del pueblo.
Precisamente hoy ha llegado el momento que el pueblo, los salvadoreños que llevamos muy dentro de nuestro corazón el anhelo de vivir en libertad, decida demostrar que es el soberano, y que unido tiene la capacidad y la potestad de elegir libremente a quien pueda dignamente representarlo. Es la hora de demostrar una cultura política que olvide resentimientos personales y colores partidarios, para buscar entre la sociedad civil, un candidato honrado, capaz, con prestigio y experiencia, que quiera sacrificarse para sacar a la Patria del caos en que el gobierno de NI lo ha precipitado.
Es indignante comprobar que ante la necesidad de formar un solo bloque pétreo capaz de imponer su voluntad, las autoridades de los principales partidos políticos se han apresurado a decir que NUNCA se unirán a otros grupos. No es extraño en el FMLN pues su ideología de izquierda está atada a otros intereses contrarios al bienestar de la Patria como lo han asegurado en diferentes reuniones del Foro de Sao Paulo. Pero escuchar el grito triunfalista del presidente de ARENA asegurando que no se unirán, sino llevarán un candidato propio, solo demuestra que para ellos su partido, ya moribundo, vale más que los intereses de la Patria. Es hora de repetir y demostrar al gobernante y sus secuaces que “nos juntos, somos más que vos” y con la ayuda de Dios lo lograremos.
Maestra.