Salimos corriendo al centro de la cancha y al llegar al otro lado vimos que había tanta gente caída, desmayada e inconsciente en la grama, nuestros compañeros no daban abasto (...) Venía uno tras otro, de tres en tres y venían bajando los mismos aficionados cargando los en brazos gente con signos de asfixia e inconscientes.
Me fui con un paciente (en la grama). Es él, el de la foto. Venía prácticamente sin pulso, sin respiración. Empecé a darle RCP en las primeras tres sesiones de RCP para lograr estabilizar y se logró respirar, pero hubo un cuarto paro cardiorrespiratorio. Nuevamente logré revertirlo, pero con el pulso muy bajo. Volví al RCP. Llegó a un punto donde el paciente se fue (falleció). Las emociones empezaron a sentirse porque uno no quiere que se nos vaya la persona.
Nosotros tenemos que hacer todo lo que está en nuestras manos para que ese paciente pueda sobrevivir. Los aficionados (que estaban cerca) estaban que no lo creían. Les dije: ‘yo lo he trabajado. Le he dado los primeros auxilios necesarios, pero no teníamos más que hacerle’. No teníamos el equipo, se nos agotó (...) ya iba con tres paros cardiorrespiratorios. Ya no era fácil revertir el cuarto.
En ese momento no vi si había periodistas haciendo fotos, me quedé con mi paciente que era el que a mí me interesaba no dejarlo morir. Se revolvieron mis emociones, verme ahí (en la foto) me volvió a dar el sentimiento de que se me murió ese paciente. Verme así, con una cara de expresión que nunca en mi vida me había visto. Es un rostro de impresión, aflicción. Tenía un rostro literalmente de como de tragedia (...) Quería que ese paciente viviera.
En la fotografía se ve que el paciente ya está ahí es donde le estaba ya las últimas fue duro fue duro. Estaba emocionalmente destrozada al ver tantas personas tiradas y no poder atender a todos.
En un futuro verme así, pues por una parte sí me movería esos sentimientos de esa experiencia porque lo marcan de por vida. Las emociones son demasiado fuertes. Pero también me sentiría orgullosa porque sé que en esta institución nos han enseñado valores de ayudar a las demás personas sin ver a quién. Me hizo sentir orgullosa porque sé que en mi conciencia, mi mente y en mi corazón; di todo porque esa persona viviera. Ya sería la decisión de Dios a ver se la llevado.