La obesidad se caracteriza por la acumulación de grasa en el cuerpo. Significa que el peso de una persona está por encima de lo que se considera saludable según su estatura. Esta es causada por un consumo de energía (calorías) superiores al gasto energético, lo que lleva a depositar la energía ingerida en exceso en forma de grasa. Esto se debe comúnmente a la disminución de la actividad física, actualmente con las tecnologías como celulares, computadoras, video juegos, tablet y la televisión se mantiene una rutina sedentaria. El ministerio de Salud reveló que en El Salvador la cifra de menores de edad con obesidad y sobrepeso aumentó en un 327.9 por ciento durante la pasada década, tendencia que va en aumento.
La obesidad infantil se asocia con una amplia gama de complicaciones de salud y un mayor riesgo de enfermedades prematuras. Cuando estos problemas empiezan en la niñez, se vuelven con frecuencia más graves cuando el niño se convierte en un adulto. En la actualidad el aumento de madres de familia trabajando fuera del hogar ha generado una mayor demanda de alimentos de fácil preparación y de consumo inmediato, aumentando la oferta de una gran variedad de productos procesados que son de bajo costo. Lamentablemente, este tipo de alimentos están siendo consumidos en mayor cantidad que los alimentos saludables.
Otro factor a tomar en cuenta es el alto costo de la canasta básica que conlleva a la mayoría de familias a cubrir sus necesidades calóricas con dietas excesivas en carbohidratos, azucares, sal y grasas.
Debemos estar conscientes de que la obesidad es una enfermedad que debe ser tratada a tiempo; se ha comprobado científicamente que ésta desarrolla enfermedades asociadas, como la diabetes tipo II, hipertensión arterial, apnea del sueño, ataques cardíacos debido a cardiopatía coronaria, colesterol y triglicéridos elevados en la sangre (dislipidemias o grasas elevadas en la sangre), problemas óseos y articulares etc.
La obesidad también afecta la salud emocional y mental de los niños, causándole baja autoestima o falta de seguridad en sí mismo, esta enfermedad puede conducir a trastornos de la alimentación, como por ejemplo bulimia, y depresión. Frente a este panorama, es necesario avanzar con una regulación clara que busque minimizar el consumo de alimentos y bebidas de bajo valor nutricional y que promueva el consumo de alimentos saludables.
La dieta salvadoreña no favorece debido a que es una alimentación rica en harinas y grasa; el Ministerio de Salud con el gobierno anterior, tomo la medida de prohibir la venta de comida chatarra y bebidas carbonatadas en los cafetines de las escuelas; sin embargo, esto no es la solución. Y es que saliendo de los centros educativos los niños no tienen la suficiente información para poder decidir por alimentos sanos; también porque esto no restringe lo que ellos comen en su hogar. Personalmente siempre he dicho que el éxito siempre está en la prevención por lo que se debe apostar a una verdadera educación nutricional.
Como solución a esta problemática el Ministerio de Salud en conjunto con el Ministerio de Educación deben desarrollar, implementar y mantener programas de concientización que lleven a impulsar políticas públicas basadas en una alimentación saludable y en la realización de actividad física. Esto debe promoverse como una cultura, es decir, que se acepte una alimentación saludable como algo normal, empezando por concientizar a los padres de familia para que puedan transmitirlo a sus hijos. la aprobación de una ley de Soberanía, Seguridad Alimentaria y nutricional que englobe la producción agrícola bajo normativas y estándares de calidad que sigan una cadena higiénico/sanitario que favorezca a las familias salvadoreñas resguardando la salud de los niños y que contribuya al logro de una mejor calidad de vida.
Fundadora de la organización Sonrisas y Amor para Todos.