Se estima que en las últimas décadas menos del 1% de la totalidad de casos de mala praxis alcanza llegar a los tribunales y la inmensa mayoría queda en el nivel de queja, la gente sabe que si hace la denuncia no le van a resolver nada y es perder el tiempo. En cambio es común escuchar que alguien falleció por la tardanza en que fue atendido, el tratamiento no le hizo efecto y tuvo que acudir a una clínica privada, le suturaron mal una herida en la cara, quedó mal después de una operación que le hicieron en los ojos, ingresó por una caída y le dieron el alta por neumonía, le corrigieron un problema pero le crearon otro y lo operaron de la columna pero ha quedado igual. Lo paradójico es que en las ultimas décadas también se han dado importantes avances en las ciencias medicas, se han modernizado técnicas y procedimientos, se han multiplicado las especialidades, se dispone de miles de nuevos productos farmacéuticos, novedosos equipos médicos y el expediente clínico físico dio paso al digital.
Cuando se interpone un reclamo es frecuente que se confunda mala praxis con mal servicio y se señala por ejemplo que le suspendieron dos veces una operación porque se inundó el quirófano, no le dieron las medicinas y tuvo que comprarlas, no le tomaron las radiografías porque se arruinó el aparato, le dejaron cita para ocho meses y por ello la enfermedad avanzó, etc. También la confunden con las consecuencias de un tratamiento, es el caso de la caída del cabello después de un tratamiento de quimioterapia o bien con secuelas posteriores a una intervención ortopédica.
No son pocas las personas que tienen la concepción errada que el medico, “por ser persona preparada y estudiada” es infalible y olvidan que no esta exento de cometer errores. Mucho menos toman en cuenta que las ciencias medicas no son exactas porque dependen de una gran cantidad de variables impredecibles basta señalar por ejemplo que un mismo fármaco administrado a un grupo de enfermos puede provocar reacciones y resultados diferentes. Ante esta situación en las fuentes formadoras se insiste en los estudiantes que “El médico, aún graduado y especializado, nunca deja de aprender”, “El médico no es un hacedor de milagros”, “Para ejercer la medicina se necesita estar en actualización permanente” y “Solamente el médico que no ejerce, no yerra”.
Probar que un medico no realizó correctamente un procedimiento, incumplió una norma técnica o se equivocó, no hay otra opción que comparar lo actuado por el profesional y el deber ser que no es otra cosa que el protocolo, modelo o procedimiento de escoge establecido por la institución. Como el expediente clínico es el único documento que registra lo actuado, invariablemente en todos los casos la investigación comienza en este punto. Lamentablemente el expediente no siempre contiene la información requerida, sea porque no están consignados todos los tiempos y movimientos, sea porque las anotaciones son imprecisas, de ahí que tenga que seguirse otras lineas de investigación.
No se tiene noticias que en el país se tomen medidas para reducir los errores que comete el personal medico en la atención de los enfermos tanto en consultorios, policlínicos y centros hospitalarios. Tampoco se sabe de medidas para reducir los llamados factores contributorios a la mala práctica como lo son habitualmente en nuestro medio: (1) La sobrecarga de trabajo por escasez de personal u otra causa; (2) La presión de la demanda, la actitud demandante de los pacientes y las largas colas; (3) El estado de salud mental y física de los médicos y (4) El desabastecimiento de diversos insumos, fármacos, equipos, etc.
En el IMSS (México), para enfrentar el problema de la mala praxis, implementan dos tipos de medidas preventivas no punitivas: las de carácter general, aplicables a todos los centros de atención que en esencia consisten en fortalecer el clima organizacional y entorno de trabajo del médico, para que pueda desempeñarse sin restricciones que socaven la calidad de la atención y las específicas, que dependen del tipo de hospital, especialidades involucradas, morbilidad prevalente y otros criterios. Estas van dirigidas a preparar y actualizar al médico y se centran en la educación medica continua.
Entre las medidas especificas destaca establecer comités de Auditoría Médica Permanente en hospitales y policlínicos no para fiscalizar el trabajo diario mucho menos buscar culpables, sino detectar áreas críticas susceptibles de corregir y mejorar. Se trata de superar problemas de diagnóstico y tratamiento antes de que se cometan errores, por ejemplo revisa los expedientes clínicos de las neumonías atendidas en el mes y de encontrar debilidades, revisa y actualiza el protocolo que corresponde y de ser posible recomienda una actualización de la antibioterapia. Así como el anterior, también puede enfocar la mortalidad hospitalaria del semestre, la eficiencia de los flujos hospitalarios, el uso de los servicios de Imagenología y Laboratorio Clínico, etc.
Médico.