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La latinoamericanización de Estados Unidos

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Por Manuel Hinds
Máster Economía Northwestern

Hace unos días el expresidente Donald Trump se unió a Lula, Putin y Xi Jinping para protestar contra lo que él llamó la decadencia del dólar como moneda internacional, y para echarle la culpa a Biden por este problema. Que Trump hiciera esto fue increíble. Mucha gente ha predicho que el dólar va a perder su papel como moneda internacional, citando dos razones: que la Reserva Federal (la Fed, el banco central de Estados Unidos) ha creado demasiados dólares, especialmente en los últimos años, y que Estados Unidos ha usado su dominio de las transacciones internacionales como un arma política. Que Trump haya culpado a Biden por este problema es increíble porque en ambas dimensiones las condiciones del dólar se deterioraron mucho más bajo Trump que bajo Biden. La Reserva Federal nunca ha creado tantos dólares como bajo Trump, y éste se quejaba que no creaba más. Con respecto al uso de los dólares como arma política, él fue el que inauguró la política de imponer sanciones monetarias a personas y países, creando una razón muy poderosa para mucha gente que no quiere estar vulnerable a que Estados Unidos le corte el acceso al sistema financiero internacional. No es una coincidencia que Xi Jinping y Vladimir Putin estén a la cabeza del movimiento para destronar el dólar.


Todavía más increíbles fueron las declaraciones que Trump dio en una entrevista con CNN el pasado miércoles Trump dijo lo siguiente con respecto a la posible crisis de impago de la deuda federal de Estados Unidos más tarde en este mes. No es que el gobierno de Estados Unidos no tenga recursos para pagar el servicio de la deuda. Los ingresos de caja del gobierno son más que abundantes. El problema es que el Congreso pone, de tanto en tanto, un límite a la deuda que el gobierno puede pagar, expresado no como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) sino en dólares corrientes. El propósito del límite es controlar el tamaño de la deuda que el gobierno puede adquirir. Pero la capacidad del pago de la deuda aumenta con el PIB, de modo que lo que era imprudente hace unos años puede ser prudente ahora, siempre que el PIB aumente. Debido a esto, el límite se ha subido casi de rutina, con tres excepciones—2011, 2013 y ahora en 2023. En todos los casos, los republicanos han amenazado con no aprobar el aumento del límite si el gobierno no cumple con alguna condición que destruiría la administración que está en el poder—que, por supuesto, en los tres casos ha sido demócrata. Esto tiraría a Estados Unidos a una situación de impago tontamente porque el país tiene la capacidad de sobra para pagar.

Las consecuencias de no pagar a tiempo serían el golpe más duro que pueden tener las finanzas públicas y privadas de Estados Unidos y de los mercados internacionales en toda su historia. Pero las consecuencias de caer en impago serían catastróficas. No es que Estados Unido no vaya a pagar después la deuda que debería de pagar ahora en junio. En algún momento, se va a pagar. Tampoco es que los bancos no tendrán dinero para cubrir sus depósitos. No se preocupe por eso.


Lo que está en juego es si se paga en cuando se debe, y eso es crucial, porque los certificados de deuda de Estados Unidos son básicos en el funcionamiento del sistema financiero, y si dejan de fluir y pierden su credibilidad pueden causar el equivalente a un infarto en los mercados financieros en todo el mundo. Millones de contratos ligados al valor de esas deudas, en el entendimiento de que el gobierno de Estados Unidos jamás dejaría de cumplir sus obligaciones a tiempo, no podrían llevarse a término. El daño a la reputación de Estados Unidos sería terrible porque se habría convertido en un país desconfiable, anulando la ventaja que el país ha tenido desde que Alexander Hamilton, secretario del Tesoro en la presidencia de George Washington, estableció la doctrina de que Estados Unidos siempre pagaría sus deudas y a tiempo.


Este es el tipo de cosas que Estado Unidos nunca había dejado que cayeran en el dominio de la política partidaria. Demócratas y republicanos pagaron estando en el poder y apoyaron al otro partido para que el gobierno pagara cuando no lo estaban. El amenazar con no dar los votos para que se supere el límite es equivalente a un esposo que toma a uno de los niños y le pone una pistola en la cabeza y amenaza a la mujer con matarlo si no hace lo que él quiere, y decir que si lo mata es por culpa d de la mujer, por no hacer lo que el quería. Si la deuda no se paga, las consecuencias para todos los estadounidenses, y para todo el mundo, serán nefastas. Es algo que no se hace. Punto.
Pero los republicanos han hecho esto antes, para obligar a Obama a retirar su plan de salud para todos, y ahora para quitarle a Biden la capacidad de ejecutar su programa de revitalización de la economía norteamericana. En este contexto, Trump dijo en su entrevista con CNN lo siguiente:

“Si no te dan recortes masivos, vas a tener que hacer un default”.


Este llamado es increíble por varias razones. Una es que Trump quiere hacer creer que si Estados Unidos no paga sus deudas a tiempo, los únicos que van a sufrir son los demócratas. “Ellos” tendrían un default si no paralizan la capacidad del gobierno de llevar adelante sus planes. Es escandaloso también porque está decidido a destruir la base del poder financiero de Estados Unidos por tener una ganancia destructiva en la política del país—destruir su integridad con tal de ganar unas elecciones por el desastre que el default causaría. Esto es lo que ha destruido la capacidad de desarrollo de América Latina, impidiendo que en 200 años construyera la base institucional necesaria para lograrlo. Siempre hemos estado llenos de caudillos que son capaces de destruir a su país con tal de estar en el poder. Estados Unidos no era así, pero se está haciendo así. Este es un caso claro.

Muchos dirán que Trump y los republicanos lo están haciendo porque se preocupan de que el país no se endeude. Es decir, se ponen como protectores de la institucionalidad. Mire a la gráfica adjunta para medir el cinismo de esa afirmación. La curva representa el tamaño de la deuda como porcentaje del PIB de Estados Unidos de 1929 a 2022. Note usted que hay tres grandes subidas de la deuda. La primera fue bajo Franklin Delano Roosevelt, demócrata, para financiar la Segunda Guerra Mundial. Luego vino una gran bajada, de 1946 a 1981, que tuvo lugar bajo varios presidentes, la mayor parte de los cuales eran demócratas (demócratas: Truman, Kennedy, Johnson, y Carter; republicanos: Eisenhower y Nixon-Ford. Luego viene una gran subida, que es de dos republicanos, Ronald Reagan y George Busch padre. Luego hay una bajada, pequeña pero que rompió la gran escalada. Fue bajo Bill Clinton, demócrata. Luego viene una gran subida, bajo el otro Bush, y luego una estabilización bajo Obama, demócrata. Y luego una escalación muy empinada, bajo…adivinen…Donald Trump. Luego viene una bajada bajo Biden, corta pero que cortó la tendencia hacia arriba. Exceptuando los años de la Segunda Guerra Mundial, las subidas han sido bajo presidentes republicanos, incluyendo a Trump.

FUENTE: Banco Mundial

El daño que ya se ha hecho a la reputación de Estados Unidos es muy grave, aunque al final termine pagando a tiempo. Se está pintando como un país que no solo ha emitido demasiados dólares, llevando al riesgo de una crisis mundial, sino que también por pleitos internos no paga sus deudas ni cumple con sus obligaciones. Las alternativas como líder mundial (Rusia y China) son infinitamente peores. Pero esto no es consuelo.

Máster en Economía
Northwestern University

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Economía Estados Unidos Opinión

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