Hoy se celebra el Día de la Madre, fecha en que la mayoría de personas las agasajan, extienden ese cariño y emoción a sus abuelas, recuerdan a esos seres queridos cuando partieron a la paz del Señor…
Las mamás se emocionan cuando sus niños pequeñitos las rodean de cariño, cuando adolescentes y jóvenes les traen a la memoria los recuerdos de cuando ellos eran niños, pues la mayoría de padres ve en sus hijos, indistintamente de la edad que tengan, al muchachito y la muchachita de épocas pasadas.
Mamás y papás deben siempre esforzarse por repartir su amor igualmente entre todos sus hijos: uno debe ser el preferido, el otro el predilecto; el tercero, el favorito, y el cuarto, el más amado…
¿A quién quieres más de tus hijos?, es una pregunta que hacen a muchos padres; la respuesta es “al que en ese momento tengo frente a mí, al que recuerdo”, la misma respuesta que muchos dan cuando se les pregunta cuál es su compositor o su artista favorito.
El amor, como el conocimiento, se puede compartir sin que quien lo siente, pierda; lo que sabemos de matemática, de historia, de cualquier cosa lo podemos dar a otros sin dejar de ser conocedores; una forma efectiva de aprender es enseñando.
Las mamás, al igual que los papás, devuelven el amor de sus hijos cumpliendo con dulzura, con igual amor, lo que reciben. Deben ser justos y pacientes con ellos, hablarles y preguntarles lo que anhelan, lo que les inquieta, lo que les hace falta.
Cada madre, cada padre, deben esforzarse por ser además un buen y confiable amigo de sus hijos, compartir tiempo juntos.
Goethe, el gran pensador alemán, dijo que “solo merecen la vida y la libertad quienes saben conquistarlas cada día”; cada día una madre y un padre deben conquistar el amor y el respeto de sus hijos, en la misma forma como la esposa debe reconquistar el amor de su esposo, y el esposo, el amor de su esposa; el compañero, el amor de su compañera, y la compañera, el amor de su compañero…
Especial mención a las madres que sufren por sus hijos víctimas de injusticias
En estos atribulados tiempos, golpeados todos por la suspensión de garantías constitucionales y judiciales y las capturas indiscriminadas del régimen de excepción, es más que nunca esencial que las familias estén unidas. Tengamos presentes a esas madres que lloran y sufren porque sus hijos fueron capturados cuando iban pasando y viven un infierno de agresiones, hambre y enfermedades en las mazmorras del régimen.
Conmueve hasta lo más profundo ver a esas mujeres sencillas a quienes los carceleros tenían engañadas diciéndoles que sus hijos estaban bien y recibían los paquetes que les enviaban, cuando en realidad ya estaban muertos.
El Día de la Madre es, en estos aciagos momentos, muy duro para muchas madres que sufren de violencia familiar, que han perdido hijos o que están desaparecidos, que se esfuerzan para alejar tragedias de sus hogares.
Los padres deben respetarse y respetar a sus hijos y sus familias. Los hijos deben esforzarse por ser orgullo de sus padres y por un mejor El Salvador.
El amor de madre encarna el mismo amor del Creador para con la humanidad.
¡Que el Señor les compense tanto amor, sacrificio y bondad, madrecitas salvadoreñas!