Una difícil situación de la población se desprende de la Encuesta sobre Microeconomía de los salvadoreños: Menos carne y más optimismo, que fue realizada por el Centro de Estudios Ciudadanos (CEC) de la Universidad Francisco Gavidia (UFG).
La encuesta fue realizada a 1,231 personas a nivel nacional, que tenían 18 años y más.
Las limitaciones que enfrentan los hogares concuerdan cuando les preguntaron sobre ¿cómo evalúa la situación económica actual del país?
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El 45.8% señaló que es regular; cifra que es muy lejana al 15.7% que considera es buena o al 3.2% que dijo que era muy buena.
Es decir que, aunque se sumen los dos últimos indicadores, no alcanza para llegar ni siquiera a la mitad de los que consideran es regular. El 25.3% dijo que la situación económica era mala; y el 10%, muy mala.
Ante este panorama, los salvadoreños se han visto obligados en los últimos meses a cambiar sus hábitos de consumo, tanto de productos y servicios, debido al alto costo de la vida, al punto que están comprando menos, van a lugares más baratos e, incluso, han dejado de consumir carne de pollo y res, entre otros, con la finalidad de ahorrar dinero en sus hogares.
Los productos de la canasta básica han sido los principales sacrificados por los salvadoreños, ya que también han dejado de consumir huevos, ya que el cartón sobrepasa los $6 en muchos supermercados y tiendas.
Este último sacrificio de las personas se ha dado a pesar de que el Gobierno ha impulsado los denominados agromercados, en donde, por ejemplo, el cartón de huevos se comercializa a $3.95.
La encuesta también preguntó a la población si ha notado, en el último año, un aumento en los precios de los productos y servicios que consume a diario.
El 65.7% respondió que “sí, un aumento muy alto” y el 26.2% que “sí, un aumento alto”.
En un ejercicio práctico que consiste en sumar el porcentaje de ambas respuestas, indican que el 91.9% está inconforme con los precios de los productos y servicios que consume a diario.
Por ejemplo, Daysi López va una vez a la semana al mercado de Ahuachapán para comprar los productos de la canasta básica que consume en su hogar, integrado por cuatro personas.
La mujer, de 46 años, recordó que hace un año gastaba $20 para adquirir verduras y productos lácteos (queso y crema); pero en la actualidad debe destinar entre $30 y $35 por los mismos.
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Mientras que para comprar en el supermercado destinaba, hace un año, $50 para adquirir detergente, lejía, jabones, entre otros. Pero ahora debe de tener en su bolsillo $80.
“Limitándome gasto eso; pero no traigo lo que realmente debería traer. Todo se ha ido para arriba”, dijo.
Señaló que “afortunadamente” tiene un ahorro en su hogar, ya que sus padres son agricultores y cultivan maíz y frijol, productos que le proporciona periódicamente.
Las tortillas para el consumo de su hogar no las compra ya que cada semana que visita a sus padres, quienes viven en el área rural: “Me dan para la semana”.
Lo que ahorra en tortillas lo invierte, por ejemplo, para comprar tomates que hace un año le daban en el mercado, hasta doce por el dólar. Actualmente recibe la mitad por el mismo precio.
“Hay que limitarse mucho”, reflexionó la ahuachapaneca.
La inflación que atraviesa El Salvador también ha obligado a los habitantes a modificar su presupuesto familiar. El 70.7% se ha visto en la obligación de hacerlo, según respondieron a la encuesta.
La población gasta sus ingresos sobre todo para comprar alimentos ($137.09), educación ($23.22), transporte ($28.66) y salud o medicamentos ($20.94).
En lo que menos gastan los salvadoreños es en seguridad privada, donde invierten apenas $0.48 de su presupuesto, según la media.
Para la recreación destinan $18.41. La encuesta incluyó, en dicho rubro, comer fuera del hogar y viajar.
Para el pago de créditos de vivienda o alquiler, destinan $17.06.
Sobre esto último, Miguel García, otro ahuachapaneco, señaló que actualmente sus ingresos económicos no le alcanzan para hacerse de una vivienda propia.
Trabaja con la empresa privada y los $450 que percibe cada mes, debe usarlos para cancelar recibos de servicios básicos, educación, comida y los $160 que paga para el alquiler de su casa.
Esta última obligación la comparte con su esposa.
“Comprar una casa lo veo como un sueño lejano porque los precios están muy elevados. He cotizado casas y andan por $85,000 y hasta $125,000 en la periferia y el centro de la ciudad”, manifestó.
Adquirir un lote tampoco es una buena opción, por el momento, porque los precios andan entre $40,000 y $52,000.
“Son precios inalcanzables para mis ingresos”, agregó.
Aunque el 49.2% de la población señaló que cuenta con una casa como patrimonio propio, el 39.2% dijo no tener un patrimonio. Únicamente el 9.7% señaló que tiene un terreno.
Los salvadoreños también han tenido que sacrificar sus gastos de entretenimiento o actividades de ocio ante la inflación o costo de la vida ya que el 38.2% ha eliminado algunos gastos relacionados a dichos rubros, el 20.6% los ha eliminado todos y el 16.4% los ha reducido todos.
Sólo el 23.4% sigue teniendo las mismas prácticas.