La seguridad alimentaria incorpora un nuevo elemento para tener en cuenta en la producción y distribución de alimentos. Además de los peligros físicos, químicos y microbiológicos, hay que evaluar la presencia de alérgenos alimentarios. Un gran porcentaje de salvadoreños muestran tener un escaso conocimiento y falta comprensión ante los riesgos que presentan los alimentos alergénicos. En los últimos años, la prevalencia de las alergias e intolerancias alimentarias se ha incrementado por lo que como consumidores debemos interesarnos, ya que es un tema de salud pública.
Los casos de alergias alimentarias en los últimos años no han dejado de crecer, sobre todo en niños y personas jóvenes, y especialmente en el número de reacciones alérgicas potencialmente mortales.
Tenemos que empezar por conocer que es un Alérgeno, en pocas palabras podemos definirlo como una sustancia que puede provocar una reacción alérgica. Y que, en algunas personas, el sistema inmunitario reconoce como “extrañas” o “peligrosas”. El alérgeno provoca reacciones en cadena en el sistema inmunológico, entre ellas la producción de anticuerpos (proteínas que específicamente se unen a los alérgenos para neutralizarlos y eliminarlos del cuerpo). Estos anticuerpos (IgE) activan la segregación de sustancias químicas, como puede ser la histamina, provocando síntomas característicos de estas alergias alimentarias, entre los cuales podemos mencionar: picor, moqueo, tos, trastornos respiratorios, erupciones cutáneas, inflamación de los labios, hinchazón, náuseas, etc. Es importante conocer que existe una normativa que hace referencia a los alérgenos y que viene dado por el Reglamento Europeo 1169/2011, es aquí donde se determina los alimentos más habituales implicados en la alergia alimentaria: cereales que contengan gluten, crustáceos, huevos, pescado, cacahuates, soja, leche y sus derivados (incluida la lactosa), frutos de cascara, apio, mostaza, granos de sésamo, dióxido de azufre y sulfitos, altramuces y moluscos. Nuestro organismo puede presentar a veces reacciones a estos alimentos, que varían mucho en intensidad y pueden provocar desde una pequeña molestia hasta en ocasiones extremas, la muerte.
Entre las reacciones adversas a los alimentos se puede diferenciar la intolerancia y la alergia alimentaria. Debemos diferenciar estos dos términos, la intolerancia a un alimento se caracteriza por la incapacidad para digerirlo y metabolizarlo, en este caso no interviene ningún mecanismo de defensa inmune; por otro lado la alergia o hipersensibilidad alimentaria es la reacción adversa que presenta un individuo tras la ingestión, contacto o inhalación de un alimento con una causa inmunológica comprobada como mencione anteriormente. Destacare que algunas personas con intolerancia son capaces de consumir pequeñas cantidades del alimento al que presentan dicha intolerancia (excepto en el caso del gluten), mientras que en la alergia hay que eliminar totalmente el componente. Como consumidores no debemos omitir leer los ingredientes de los alimentos que vamos a comprar, teniendo cerca el listado de alimentos a las que se es alérgico/intolerante para evitar su compra. Ante la duda de si contiene o no el alimento/ingrediente al que se es alérgico o intolerante, o ante un aviso de “puede contener trazas de” (Ej. Puede contener trazas de frutos secos), evitar su compra. Si eres celíaco, debes buscar aquellos alimentos en cuya etiqueta, figura la frase “sin gluten” o “apto para celíacos”.
Se han tenido cambios significativos en la legislación del etiquetado de los alimentos mostrando un monitoreo más minucioso. Sin embargo, aún queda camino por recorrer en la posible presencia de alérgenos, en niveles muy bajos, debido a la contaminación cruzada de los alimentos a lo largo de la cadena alimentaria. El ministerio de educación en conjunto con el ministerio de salud y empresas procesadoras de alimentos tienen la obligación de trabajar en el desarrollo de programas para capacitar a niños jóvenes y adultos que les facilite el manejo de información sobre este tema, ya que actualmente, no existe una cura para las alergias alimentarias. La única opción para las personas afectadas consiste en evitar el alimento que contiene los alérgenos.
Directora de la Fundación Sonrisas y Amor para todos