La más mortífera “toxina” causante de millardos de muertes en el mundo no es el narcótico de origen químico o vegetal, sino otra “toxina” peor que alimenta guerras globales y el crimen organizado: el tráfico armamentista legal e ilegal. Urge el despertar y surgimiento de una nueva Humanidad, adormecida por un narcótico peor del que comercian los “cárteles” de drogas heroicas o recreativas: las armas que producen genocidio y dolor en el Orbe. La guerra antidrogas ha fracasado en Latinoamérica y el mundo entero, causando millardos de muertes, más de las que causan el fentanilo u otros estupefacientes en sobredosificación. La cura, pues, ha sido peor que la enfermedad. (Ocurrió en la “Ley Seca” de EE.UU. que produjo la explosión del crimen “El efecto Al Capone”). Ahora el escenario de esta guerra y purga racial no han sido precisamente los países consumidores del opioide, sino por donde éste circula. Entretanto, la “droga” más mortífera son las armas cuyos “cárteles” y distribuidoras comerciales operan ilegal y abiertamente en la Tierra. La amnistía al mercado de sucedáneos fue sugerida hace un tiempo para evitar la criminalidad y las cruentas purgas raciales, legalizando la producción de opioides de uso recreativo o que puedan aportar beneficios a la medicina y la farmacéutica. ¡Fin al “fentanilo” de la guerra! -exige la acosada humanidad de la paz.
Fentanilo de la guerra: mortal narcótico de la humanidad
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