El “vía crucis” (Caída del hombre) en las guerras y purgas raciales en el mundo se entretejen con la liturgia católica. Es Cristo apaleado por la turba judeo-romana de entonces camino al Monte de la Calavera, como se traduce “calvario”. Por un lado la multitud celebra en el nuevo siglo el culto del martirologio de Jesús y por otro, los jueces del Sanedrín -como entonces- dictan sentencia contra el hijo de Dios. Como en el pasado de la Historia se extiende por el orbe aquel imperio romano en medio de conspiraciones de guerra, narcotráfico, trata de armas y personas. El escenario del deicidio judeo-romano es el mismo de la Judea de entonces. Ya no en lenguaje arameo sino en las diversas lenguas de la moderna Torre de Babel envuelta en llamas en que se ha convertido nuestro planeta, cuando los hombres vuelven a confundir sus voces en su caída. Es otro momento histórico, otra narración. Sin embargo, es la misma turba de dos mil años atrás, pidiendo la sangre del Redentor a cambio de las treinta monedas de plata del crimen y el poder. ¿Cuántas veces vuelve a morir Cristo Señor en los siniestros campos de guerra? ¿Dónde está la mirada de Dios en la nueva caída del hombre? Es tiempo de pedir perdón y esperar la resurrección del Hombre Nuevo en el Gólgota mundial.
Vía Crucis de la caída del hombre siglo XXIII
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