Por y usted, ¿es casada?
-No…
-Es divorciada, doctor - respondió la hija.
-¿Con quién vive, señora?
-Con mi hija que está aquí, doctor- la hija estaba sentaba junto a ella, ambas frente al facultativo - solamente las dos vivimos en la casa…y la muchacha, cuando hay, porque ahora no tengo, se fue la última que tenía.
“Y a este hombre qué le importa con quién vive”, se decía la hija a sí misma. El médico prosiguió con su interrogatorio:
- Y ahora que no tiene empleada, ¿quién le cocina? ¿Quién hace los quehaceres de su casa?
-Yo, doctor, yo hago todo - respondió la paciente.
-Pero usted tiene 78 años, ya no está para eso…su movilidad gruesa la tiene muy disminuida considerablemente debido a la artritis de cadera que padece, por lo que se arriesga a una caída con consecuencias graves.
-Pero ya estoy acostumbrada, doctor, lo he hecho toda mi vida…
-¿Y usted, señorita?- se dirigía el médico esta vez a la hija, de 44 años de edad - ¿A qué se dedica? ¿Qué hace?
-Yo trabajo todo el día, doctor …
-Sí, doctor, mi hija sale antes de las seis de la casa casi todos los días, después que desayuna lo que le he preparado y llega bien noche…
-¿Y a qué horas se levanta usted, señora?
-Como a las cinco de la mañana…
-Ummm usted ya está para que se levante por lo menos a las ocho, ¿no cree?- ¿Con quién sale a caminar todos los días? Es necesario que se ejercite…
-Con nadie, doctor - la mujer rehuía la mirada de su retoño - no tengo quien me acompañe.
-¡Cómo no, mamá! - la hija reaccionó con cierta agresividad ante la indirecta soltada por su madre - ¡Usted no sale porque no quiere! ¡Bien ha podido salir a caminar cuando ha habido muchacha pero no lo ha hecho porque no ha querido!
-Disculpe, señorita - el galeno interrumpió- pero su mama, dada la condición, no puede salir con cualquier persona - la madre sonreía con disimulo - ella necesita una persona que haya sido entrenada para caminar con personas mayores, es decir, con limitaciones especiales, para saber detalles como la velocidad a que se debe caminar, que apoyos darle, como responder ante una caída, que lugares no recorrer, etc.
-¡Ah pues yo tengo a nadie para eso!…
-Se contrata, señorita, ya hay personas entrenadas.
-¡Ah no, doctor!, mire, ¡yo soy la única que cuida a mi mamá, mis demás hermanos que son cinco, no dan un cinco para ella! ¡A mí no me alcanza el sueldo!. Hay tres de mis hermanos que se fueron hace tiempo al norte y viven bien, pero un cinco no lo dan para nosotras. Yo no tengo para pagar un caminador…
Cuando leí el epílogo “Las 10 áreas de los trabajos del futuro” del libro “¡Sálvese quien pueda”, escrito por Andrés Oppenheimer, recordé la anécdota anterior, reflexionando sobre varios aspectos de la misma, que ustedes lectores lo estarán haciendo mientras leen estas líneas; no obstante me voy a encauzar solamente en el detalle referente a que la señora, ya en edad avanzada, quien consultaba con un geriatra, necesita apoyo con la limpieza de su casa, la preparación de sus alimentos, su cuido personal y a salir a caminar como parte de su tratamiento sanitario.
De acuerdo a los datos expuestos por el escritor y los aportados por organismos internacionales, entre 2014 y 2030 habrá 300 millones de humanos más, mayores de 65 años de edad, todos requiriendo lo mismo que la señora.
Por otro lado, la robotización laboral tiene muy preocupados a muchos, creyendo que es una hecatombe la que le viene al planeta donde el hambre y el caos imperarán. Al igual que Oppenheimer, considero que esa extrema pesadumbre no tiene soporte, y solo nos estamos enfrentando a un cambio natural de las cosas…que siempre se ha dado, y lo que debemos hacer todos es: adaptarnos, como siempre lo hemos hecho.
Precisamente, Oppenheimer presenta la lista de las 10 áreas en que habrá oportunidades laborales y una de ellas es la relacionada con las personas de edad avanzada: el de “caminadores de personas”. El autor refiere que el Centro de Estudios del Futuro del Trabajo del Instituto de Investigaciones de la empresa de servicios de tecnología Cognizant, considera que los trabajos de “caminadores y habladores” tendrán gran demanda en 10 años, quienes tendrán que ser contratados por gobiernos, por los mismos ancianos y sus familias, a través de plataformas de internet, para poder acompañar a personas solas. Esto será algo como Uber, donde la persona contratará a un “caminador” o un socio para platicar, pagándole por hora. Por supuesto, estos trabajadores deberán contar con control de antecedentes, nos dice el periodista de CNN en Español, podrán escoger su horario y aceptar o rechazar trabajos. Para los salvadoreños, este tipo de servicios, sumado al de preparar alimentos y limpiar casas tanto para ancianos como para cualquier persona quien no pueda o no quiera hacerlo para sí misma, ha sido, es y será, un gran campo de trabajo para ya y para el futuro, siempre que se superen prejuicios y estigmas.
-¡Estos son los $60.00 peor gastados en mi vida, mamá! ¡$60.00 por una consulta con este doctor que no sabe nada que bien hubiera gastado en Cancún el otro mes que voy con mis amigas!¡No volvemos con este geriatra nunca más, mamá! ¿Entendiste? - la madre solo asintió, sin mirarla.
¡Hasta la próxima!
Médica, Nutrióloga y Abogadamirellawollants2014@gmail.com