Cinco organizaciones defensoras de los derechos humanos presentaron un informe sobre las muertes bajo custodia estatal en las prisiones de El Salvador, en el marco del estado de excepción, ante el relator especial de las Naciones Unidas sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, MorrisTidball-Binz.
En el documento, presentado el 8 de marzo pasado, las organizaciones advierten de presuntas ejecuciones extrajudiciales de personas bajo custodia del Estado y la posible existencia de fosas clandestinas en las prisiones.
El informe se respalda en investigaciones realizadas por Cristosal y Human Rights Watch que sostienen que muchas de las personas fallecidas en centros penales fueron golpeadas por agentes estatales durante su detención o por otras personas privadas de libertad, mientras que algunas murieron por falta de acceso a medicamentos para enfermedades como diabetes, presión arterial alta, cáncer, entre otras.
Según muertes documentadas por esas dos organizaciones en algunos casos, las personas privadas de libertad fueron trasladadas a centros hospitalarios cuando presentan una crisis, pero fallecieron en el trayecto al hospital o al llegar a los centros hospitalarios sin que sean ingresadas ni atendidas. “En otros casos, aunque se reciba la atención médica, la condición de salud es tan grave que mueren a los pocos días de su ingreso”, explica el documento.
Silencio estatal
Las organizaciones también señalaron la ausencia de investigación por parte del Estado sobre dichas muertes, la falta de información clara entregada a los familiares de la víctima y la limitación al acceso de información pública.
“El Estado salvadoreño sigue sin precisar la cifra de personas detenidas durante el estado de excepción que supuestamente han fallecido bajo custodia estatal, así como las causas de esas muertes”, detalla el documento.
Las organizaciones sociales por su parte, mediante monitoreo de testimonios publicados por medios de comunicación y entrevistas a personas que han salido de las prisiones, hacen un cálculo de más de 200 personas muertas bajo custodia del Estado.
“De acuerdo con información obtenida por entrevistas realizadas por Cristosal a personas que han salido de prisión con medidas sustitutivas a la detención provisional, el número de personas fallecidas bajo custodia estatal podría ser mucho mayor: calculan que sólo en el Centro Penal La Esperanza (Mariona) habrían muerto 200 personas, y que al interior de este y otros centros habrían fosas clandestinas, indica el informe.
La denuncia señala que según el testimonio de familiares y la documentación realizada por las organizaciones suscriptoras, la mayoría de los cuerpos de las personas fallecidas entregados a los familiares han presentado signos de violencia. Sin embargo, las autoridades indican que estas personas murieron durante el traslado o dentro de un centro hospitalario.
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Sobre las posibles ejecuciones extrajudiciales, Ingrid Escobar, representante del Socorro Jurídico Humanitario, ha realizado denuncias en varias ocasiones a través de redes sociales. Al consultarle, Escobar explicó que personas que han salido de las prisiones les han narrado los linchamientos de parte de los custodios hacia los reos cuando ingresaban a los centros penales, en los primeros meses del régimen de excepción.
“La bienvenida en Izalco (penal) era pasar por un pasillo donde los custodios los golpeaban hasta dejarlos escupiendo sangre. Algunos no sobrevivían. Una de las personas que salió del nos relató en la entrevista que vio morir en un solo día a cinco personas”, expresó.
En un informe presentado por el Socorro a finales de marzo, reveló que de 126 muertes en centros penales desde que inició el régimen de excepción, al menos 31 murieron antes de cumplir el primer mes en prisión.
Uno de los casos documentados por El Diario de Hoy es del músico y agricultor Elvin Josué Sánchez Rivera, de 21 años, quien fue capturado el 3 de abril, pero solo 15 días después sus familiares fueron notificados de su deceso.
El joven murió en el Hospital Jorge Mazzini de Sonsonate después de que fuera trasladado en un pick up en condiciones graves desde el penal de Izalco.
El cadáver del joven fue entregado a la familia junto a un documento en el que se especifica que la causa del fallecimiento fue “hipertensión” y “muerte súbita”.
Sin embargo, las fuertes dudas sobre la muerte de Elvin llevaron a la familia a revisar el cuerpo de su ser querido y descubrieron que el joven tenía moretones en la espalda, probablemente producto de una golpiza.
Sobre la supuestas fosas clandestinas la abogada del Socorro confirmó que en las entrevistas realizadas a personas que han salido bajo medidas sustitutivas también mencionan que escucharon a los custodios hablar entre ellos de las fosas clandestinas, para aquellos casos que tengan signos de violencia.
Falta de investigación
Las organizaciones denunciantes ante el relator de la Onu aseguran que a la fecha, el Estado no ha iniciado investigaciones sobre dichas muertes y no da información creíble a familiares de las personas fallecidas sobre la causa del deceso, salvo las constancias de “causas preliminares de la muerte” que extiende el Instituto de Medicina Legal (IML).
Celia Medrano, analista especializada en Derechos Humanos, considera que es urgente focalizar esfuerzos para concretar una visita In Situ de mecanismos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con facultad de visitar cárceles en El Salvador y constatar directamente los hechos denunciados, aunque recordó que estas instancias requieren invitación o aval desde el Estado para este tipo de visita.
“Si en realidad la comunidad internacional esta comprometida en contribuir al cese de homicidios, ejecuciones extrajudiciales y ámbitos de tortura en las cárceles salvadoreñas, los esfuerzos deben focalizarse en lograr concretar una verificación internacional desde la ONU sobre las denuncias recibidas”, expresó.
Las entidades no gubernamentales también han documentado casos de muertes por padecimientos adquiridos en cárceles, tales como: Neumonías, tuberculosis, y enfermedades de la piel. En el caso de las mujeres se ha identificado como causa de muerte la neumonía, posible infarto al corazón y carcinoma nasal.
En febrero de este año, El Diario de Hoy documentó la muerte de Noelia Elizabeth García, quien murió el 1 de febrero en el hospital San Juan de Dios de Santa Ana, mientras permanecía bajo custodia del Estado, siete meses después de ser arrestada. Según consta en un documento, en poder de la familia, extendido en Medicina Legal, la muerte de la mujer de 42 años fue por un “choque séptico por una inmunosupresión causada por un carcinoma nasal (cáncer)”.
Sus familiares aseguraron que nunca fueron notificados por parte de las autoridades penitenciarias sobre su padecimiento de salud mientras permanecía recluida en el penal de Apanteos, ni les informaron oficialmente de su deceso. La familia supo que Noelia estaba enferma, cuando una persona cercana a la familia, que había ido a consulta, se percató que la tenían esposada en una silla de ruedas en el hospital, el pasado 23 de enero.
El 1 de febrero, ante el rumor de la muerte de una persona bajo custodia en el hospital de Santa Ana, sus hermanas fueron a preguntar por ella, pero durante todo el día, fueron de una institución a otra, hasta que pasadas las ocho de la noche les entregaron el cadáver en Medicina Legal.
En contraste, en octubre del año pasado, Osiris Luna, director de Centros Penales aseguró en un programa televisivo de canal 21 que las personas que habían muerto en centros penales era gente que estaba enferma y que se negaba a recibir tratamientos médicos.
“¿Qué tipo de personas está falleciendo? Hay unos que tienen hasta cuatro morbilidades y llegan con una serie de enfermedades bien complicadas y fuera de eso no quieren realizarse las quimios”, expresó Luna.
Sobre las denuncias por parte de las organizaciones sociales Luna, dijo en ese momento, que estaban ventilando los casos antes las instancias correspondientes. “Hasta este momento no se ha comprobado ninguna muerte que sea por otra índole que no sea el tema de salud”, aseguró en ese momento Luna.
Falta de información pública
Las organizaciones también expresaron su preocupación por la práctica o política de las autoridades penitenciarias de negar toda información sobre el estado de las personas detenidas, tanto a sus familiares, como a la prensa y organizaciones de sociedad civil.
“Preocupa el incremento de la opacidad y la falta de rendición de cuentas de las autoridades penitenciarias. Con esta administración gubernamental, existe poca información pública relacionada con las políticas públicas, ejecución presupuestaria y condiciones relacionadas con las personas privadas de libertad”, indica el documento.
La Dirección General de Centros Penales (DGCP) declaró reservada toda la información relacionada a personas privadas de libertad, tal como la cantidad de personas que albergan los centros penales, la capacidad instalada, la cantidad de personas fallecidas en centros penales, cantidad de programas de rehabilitación, entre otras.
Asimismo, la Policía Nacional Civil (PNC) ha impuesto reserva total por siete años a datos estadísticos u otra información que se encuentre relacionada con las personas que guardan detención en las bartolinas policiales.
El informe presentado ante la ONU está suscrito por Cristosal, el Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (IDHUCA), la Fundación para el Debido Proceso (DPLF), Red Salvadoreña de Defensoras de Derechos Humanos y el Servicio Social Pasionista de la Corporación de la Pasión (SSPAS).