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Una joya: El Calvario

Todo parece haber encajado en un orden esperado en la ciudad capital, y prestar las condiciones para poder ser un modelo sostenible, de desarrollo, tecnología, recuperación histórica y capital de la cultura salvadoreña, oportunamente para celebrar sus 500 años de fundación.

Por Carlos Francisco Imendia

Ha terminado el periodo vacacional de la Semana Santa y los sitios turísticos han sido abarrotados. Podemos definir sitios turísticos en nuestro país como los de interés histórico y arqueológico, además los de interés cultural, como Suchitoto, y el turismo en el que podemos disfrutar de las maravillas naturales y de recursos “inagotables” como la montaña, los ríos, lagos y el océano, pero se le suma otro tipo de turismo: Urbano–Centro Histórico.


La iglesia El Calvario es un ejemplo de ello, el que recientemente visité y pude apreciar en compañía de mi padre la majestuosidad arquitectónica de dicho templo, construido casi iniciado el siglo XX por el arquitecto italiano Don César Augusto Baratta del Vecchio, que fue esposo de la investigadora, intelectual y maestra salvadoreña doña María Mendoza. Además de pasar por la Calle de la Amargura, el exHospicio, etc.


Esta hermosa postal capitalina redescubierta por las actividades de recuperación de espacios de las autoridades municipales sin duda es una gran acción en el que se recupera la movilidad y la cultura. El acceso a estos lugares despierta la curiosidad ciudadana por redescubrir la historia hasta hace muy poco desconocida. Quién iba a pensar explorar dicho sitio con las invasivas ventas a su alrededor, donde la delincuencia y el peligro imperaban, y que solo armados de valor podríamos penetrar esa selva ciudadana. Pero eso fue antes, ahora todo cambió para no retroceder.


El estilo gótico de la iglesia el Calvario deslumbra al peatón y al turista que visitan el recuperado centro histórico, que no duda en buscar el acceso al interior del templo, cuyo interior es de belleza arquitectónica única, y de un impresionante Viacrucis de mármol italiano que en algún momento fue apadrinado por las familias piadosas de la época a los padres somascos. Impresionantes imágenes religiosas de la Dolorosa y Jesús Cautivo que cuando visitamos la iglesia las retocaban para el Jueves Santo y la Procesión del Silencio.


Afuera, los edificios y algunos cines parecen haber estado congelados en el tiempo. Por las calles aún sobresalen hierros y abultado concreto en el que si uno no se fija se puede tropezar y caer. Poco a poco se irán suavizando y emparejando esos terrenos, también casas y fachadas que habían estado ocultas por el caos de los puestos de láminas y plástico.


A pesar de recuperar esas áreas para la población, el comercio itinerante e informal aún puja por sobrevivir y ofrecer a los transeúntes todo tipo de productos, pero las autoridades de azul lo impiden para recalcar el nuevo orden.
El mercado Sagrado Corazón no lo conocía, pude ingresar y realmente ofrece de todo, ordenado, limpio y bien ubicado. Surge la pregunta: ¿cuál es la necesidad de crear desorden en la calle teniendo espacios para vender? Y es que muchas veces el peatón mal acostumbra al vendedor ante la compra de paso. Para los que acostumbramos a caminar largas distancias en pocos minutos nos fuimos al KM 0, en donde siguen los trabajos de cableado subterráneo, mientras en el interior de un establecimiento degustamos una taza de excelente café nacional y una exquisita repostería. Era notable en Lunes Santo el incremento del turismo local.


Todo parece haber encajado en un orden esperado en la ciudad capital, y prestar las condiciones para poder ser un modelo sostenible, de desarrollo, tecnología, recuperación histórica y capital de la cultura salvadoreña, oportunamente para celebrar sus 500 años de fundación.


El tema de la limpieza y la generación de desechos en las áreas recuperadas requieren de acciones y monitoreo permanente, más especializado, coordinado con la empresa privada, y el uso de la tecnología de información, la educación ambiental, etc. Está claro que este proceso no dará marcha atrás, deberá mejorar y evitar que en un futuro el desorden y la anarquía quieran recuperar espacios.


La Alcaldía deberá crear convenios con vendedores informales para asegurar dicha estabilidad, de sostenibilidad y eficiencia energética.

Una gran iniciativa sería la propuesta de plantas solares para la autonomía energética en los mercados del Centro, aprovechando el techo industrial. Plantas de separación y reciclaje en el centro capitalino serían otra gran propuesta.


Una vendedora en un puesto del mercado Sagrado Corazón nos dijo: “Aquí siempre barremos y mantenemos limpios nuestros puestos” y ¡enhorabuena!, pero una cosa es limpieza y la otra es segregar los desechos para mejorar la eficiencia, y eso todavía no se ve. Sin embargo, todo es un proceso y se puede decir o afirmar que todo pinta bien para nuestra capital.

En Twitter: @Chmendia

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