“Si vis pacem, para bellum” (Si quieres la paz, prepárate para la guerra) -reza el sofisma romano atribuido al emperador romano Julio César. Pero las guerras no siempre han conducido a la paz sino al genocidio y a la conquista del poder y reinos. La paz ha sido ajusticiada en las plazas y campos de la Historia. Antes que César el escritor romano Vegecio lo dijo de esta manera: “Igitur qui desiderat pacem, praeparet bellum”. Nuestro mundo actual -acechado por el odio racial y las conflagraciones imperiales- exige la paz como salvación, progreso y sanación. Por ello la frase debiera ser “Si vis pacem, para pacem” (Si quieres la paz, prepárate para la paz). Sin paz interior el ser humano no puede disfrutar de la vida sus mieles, dones y belleza. Lo mismo ocurre con las naciones y etnias inmersas en las cruentas guerras del “Homo homini lupus” (El hombre, lobo del hombre) Esto respecto al origen egoísta y violento del ser humano. El mismo que suele perseguir riquezas con la industria armada, argumentando ideologías y amenazas raciales o políticas. Que el hombre sea el “lobo del hombre” lo dijo el filósofo inglés Thomas Hobbes en su obra “El Leviatán” (1651) referente a que el “estado natural del hombre lo lleva a una lucha continua contra su prójimo.” Aunque es injusto comparar la maldad humana con el perro, pues, como expresa Josh Billings: “El perro es el único que te ama más de lo que te amas a ti mismo”.
“Si vis pacem, para pacem”
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