“El respeto al derecho ajeno es la paz” expresó a la historia Benito Juárez, primer presidente de origen indígena de México, llamado “Benemérito de las Américas” por su lucha contra la invasión francesa. Su frase resume el drama de nuestra actual civilización asesina de la paz. Herido derecho universal de la Humanidad que hoy es arrebatado por los imperios cuyo poder económico y militar alimenta la expansión de guerra en el Orbe. Entre los individuos, como entre las naciones, sólo el pacto y respeto al derecho del semejante podrá salvarnos del caos, del martirologio y devolvernos el paraíso de paz que nos fue dado por la Creación. Entre algunos principales derechos se encuentran: El derecho a la vida; a la supervivencia; a la cultura e identidad étnica; a la libertad de pensamiento y expresión; al culto religioso de cada etnia y civilización; a la educación; a la seguridad social y laboral; a la salud; a la protección del medioambiente y -sobre todo- el sagrado derecho a la Paz. Este último que ha caído en la sombra, ruptura y olvido del nuevo milenio. Cuando nos encontramos en medio de una trágica escalada bélica y nuclear, planificada por los nefastos “Amos de la Guerra”, la muerte y la profanación divina sobre el planeta. “No hay camino para la paz, la paz es el camino”, expresó el líder libertador hindú Mahatma Gandhi. En tanto el testamento bíblico resume: “¡Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad!”
“El respeto al derecho ajeno es la paz”: olvido del milenio
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