La llegada de la presidenta de Taiwán, señora Tsai Ing-wen, a Nueva York ha provocado de inmediato amenazas de parte de la dictadura china, el gran “bully” a nivel global, advirtiendo que ello “tendrá muy serias consecuencias…”.
Veamos: que dictadores de la peor especie, criminales a la cabeza de dictaduras se reúnan y se festejen entre sí “no tiene problema”, pero que líderes de naciones libres y democráticas lo hagan conduce automáticamente a infernales amenazas.
En las últimas semanas Xi Jinping recibió al criminal de guerra y envenenador Putin, al ayatola de Irán que mantiene una red de sitios de tortura y que encarcela a parejas por mostrarse bailando juntas, el mismo que además manda ahorcar a un campeón de artes marciales bajo cargos falsos. Nada de eso impide a la dictadura china recibir y festejar al criminal clérigo…
Está claro que ni Putin ni Xi Jinping ni ninguno de sus familiares o allegados, como nadie del Partido Comunista fundado por el genocida Mao, correrá el menor peligro.
Igual como sucede en Corea del Norte: que jugar de señor de la guerra por Kim Jong-un conduzca a una terrible hambruna es irrelevante para él pues nadie en su familia, ninguno de los militares que le rodean, va a pasar hambre: siempre habrá kimchi, arroz y los exquisitos asados coreanos en sus platos.
En nuestro saqueado El Salvador cada día que pasa hay menos que comer para los salvadoreños, se está al borde de una hambruna en las zonas rurales y en los campos de concentración del régimen pero ninguno de los domesticados cian ni los allegados al dictador (al menos por hoy y mientras dure la fiesta) pasa hambre…
A causa de las ocurrencias de la dictadura, como ya señalamos, escasea el frijol, la base, junto con el maíz de las tortillas, de la alimentación de los pobres. Espanta lo que señala la organización CAMPO, de que nuestro país tiene un déficit de más de ocho millones de quintales de granos básicos y que las carencias podrían comenzar a hacerse sentir en mayo próximo.
El desarrollo únicamente se logra con transparencia y mercados libres
Como en su momento descubrió Nikita Kruschev, el personaje a la cabeza de la aún estalinista Rusia, la economía de mercado y la propiedad privada son la base de la prosperidad, de que haya suficientes alimentos y bienes de consumo. Por lo general, el problema con frecuencia no es tanto la carencia cuanto la sobreproducción, que conduce a pérdidas de los agricultores, pérdidas que se minimizan rápidamente gracias a las señales del mercado y los precios.
Con Kruschev en Rusia inicia el desmantelamiento de la “economía centralizada” y su reemplazo por un esquema más libre, un desmantelamiento que llevó a que los individuos a la cabeza de las empresas estatales se las tomaran, formando la base de las actuales oligarquías de rusos billonarios.
El problema que luego surge es impedir que esa “oligarquía” se adjudique privilegios, que se interponga ante otros que quieren crear sus fábricas y negocios. Cuidar la libertad para producir es siempre un asunto al que se abocan los gobiernos en todas partes, lo que debe hacerse actuando con una medida de transparencia, no negando y escondiendo información como ahora en nuestro saqueado país.
El grave problema del déficit de granos es la señal más clara del fracaso del actual régimen en llevar a buen puerto la nave estatal, que asemeja un navío que inexorablemente va a encallarse…