El gobierno de Estados Unidos está en este momento tomando muchas medidas para evitar una crisis financiera que sería costosísima para el país y el mundo. En el proceso han intervenido bancos, los han saneado y los han vendido a otros bancos. En Suiza ya el banco más grande, UBS, compró el segundo más grande, el Credit Suisse, bajo la presión de las autoridades monetarias. Es probable que muchas de estas compraventas se realicen en el futuro inmediato. ¿En qué ayuda a resolver la crisis la venta de los bancos en problemas? ¿Qué implican estas ventas? ¿Cómo se hacen?
Solvencia y Liquidez, sicología y realidad
Para entender una crisis bancaria es esencial tomar en cuenta dos conceptos relacionados pero diferentes: solvencia y liquidez. Las operaciones de los bancos tienen dos lados: toman dinero prestado de sus accionistas (el capital del banco, que les da la propiedad de éste) y de la clientela (los depósitos), y luego lo prestan. Los primeros son los pasivos, los segundos los activos del banco. Si los activos son menores que los pasivos (es decir, si los préstamos y edificios y otras cosas que el banco tiene son menores que lo que el banco debe) el banco tiene pérdidas. Esas pérdidas se aplican siempre al capital, de modo que mientras exista capital los que pierden son los dueños de éste. Los depositantes sólo pierden cuando ya se ha perdido todo el capital del banco. Cuando un banco está en estas condiciones o está en camino a, inevitablemente, perder todo su capital, este banco está insolvente porque al recuperar todos los préstamos y vender todos los otros activos y tratar de pagar todos los depósitos hay algo que falta. Ese banco tiene una crisis de insolvencia.
Un banco puede estar en problemas aun estando solvente. Esto pasa porque los bancos intermedian en el tiempo. Es decir, toman dinero prestado a cortísimo plazo y prestan a plazos más largos. Si, de pronto, la gente quiere sacar todos sus depósitos, el banco tendría que recuperar todos sus préstamos para pagarle a sus depositantes, y esto es imposible porque los préstamos tienen plazos establecidos por contratos. Los edificios de los bancos y otros activos no pueden venderse en un momento tampoco, a menos que se vendan a precio de quemazón. Cuando eso le pasa a un banco hay una crisis de liquidez. Así la crisis de insolvencia proviene de pérdidas que el banco ha tenido, mientras que la de iliquidez proviene de falta de efectivo. La persona más rica y solvente del mundo puede tener una crisis de iliquidez si a medianoche quiere comprar un sándwich y descubre que no tiene con ella ni efectivo ni tarjeta de crédito para pagarlo.
Por supuesto, un banco insolvente tiende naturalmente a volverse ilíquido en cualquier momento, porque sus ingresos de préstamos son menores que sus gastos, lo cual les va agotando el efectivo. Igualmente, un banco ilíquido pero solvente puede volverse insolvente al verse obligado a vender sus edificios y otros activos a precios bajísimos para conseguir efectivo. En una crisis financiera hay bancos insolventes, ilíquidos pero solventes, líquidos y solventes e ilíquidos e insolventes. Eso último está pasando ahora.
Estos problemas se complican si se genera un pánico. Si el pánico afecta a un banco solvente la solución de la crisis es muy fácil: el banco central o cualquier otro banco le puede prestar el dinero seguro de que lo recuperará. Si el banco es insolvente, sin embargo, el banco no podrá pagar ese préstamo. Lo que se necesita en ese momento no es un préstamo, sino un regalo, que sólo lo pueden dar el Ministerio de Hacienda o instituciones de seguros de depósitos.
Resolviendo las crisis
Así, los bancos centrales se ocupan de los problemas de liquidez, pero los de solvencia se pueden resolver solo si alguien absorbe las pérdidas del sistema bancario. Hay cuatro posibilidades. Primera, las pérdidas las absorban los accionistas y los depositantes. Segunda, si el capital ya no existe, el banco quiebra y se liquida y cada quien toma su parte de la pérdida. La tercera es posible cuando existe un sistema de seguros de depósito, que, contra primas pagadas por los depositantes durante los buenos tiempos, paga hasta una cantidad fija a los depositantes. En Estados Unidos, esa cantidad era, hasta hace una semana, $250,000. Si los depósitos son más que esto, el depositante pierde el resto. La cuarta posibilidad es el gobierno. Esto pasa cuando todas las posibilidades anteriores se han agotado y todavía el sistema bancario no puede trabajar sanamente. En todas las crisis financieras ha habido una participación del gobierno en el pago de las pérdidas porque casi siempre las crisis revientan cuando ya todo el capital de los accionistas se ha perdido y cuando el seguro de depósitos no alcanza para controlar el pánico.
Esto plantea un problema con dimensiones éticas y económicas. El problema ético es que los bancos son negocios como cualquier otro. ¿Por qué el gobierno tendría que devolverle el capital a los dueños de los bancos cuando otros lo pierden y no se lo devuelven y otros no tienen ningún capital y no se lo dan? El mismo problema también tiene una dimensión económica porque si el gobierno le compensa las pérdidas a un sector a éste no le importará tenerlas y tomaría riesgos excesivos. El buen manejo no sería necesario para tener utilidades en los bancos y las crisis pasarían a cada rato. Por eso es que las pérdidas se cargan primero a los accionistas y por eso es que hay un debido proceso para hacer la intervención de un banco. Este proceso fue desarrollado por la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC) de Estados Unidos y se usa en todo el mundo. Esta corporación es la que paga el seguro de los depósitos cuando un banco quiebra, y tiene el poder de intervenir en un banco previa autorización de un juez. En el párrafo siguiente describo de una manera simplificada este proceso.
Lo primero que la FDIC hace es pedir a los accionistas que pongan el dinero para recapitalizar el banco quebrado. Si los accionistas no ponen el dinero, el juez declara que el banco ya no es de los accionistas porque el capital de éstos se ha perdido y autoriza la intervención basado en el contrato de seguro de depósitos que tiene el banco con la FDIC. Ésta entra en el banco, ajusta la contabilidad del banco para que refleje las pérdidas que ha tenido. Esto implica que las pérdidas se cargan y el banco pierde su capital. Luego, FDIC reinyecta el capital necesario para que el banco funcione (allí es donde se realiza la transferencia de recursos para pagar las pérdidas) y se convierte en el dueño del banco. Ya recapitalizado, lo ofrece a la venta a otros bancos. El producto final de este proceso es un banco que ya no tiene pérdidas porque FDIC las ha subsanado. ¿Cómo subsana las pérdidas? Hay muchas maneras, pero el concepto se entiende con una de ellas. Supongamos que el banco está quebrado porque tiene muchos créditos incobrables. FDIC paga esos créditos y se queda cobrando a los deudores de ellos. El banco recupera sus malos créditos. Otro ejemplo son los que quiebran porque tienen bonos que han caído de precio porque los intereses han subido. FDIC compra los bonos al valor al que el banco los compró. Así las pérdidas por esta razón quedan eliminadas y el banco queda sano.
Los bancos hacen sus ofertas por el banco quebrado y recapitalizado y FDIC escoge a uno de los oferentes y se lo vende. Este proceso normalmente se comienza un viernes en la noche y ya el lunes en la mañana el banco sigue trabajando ya con el nombre del comprador. Hay veces que, como en el caso del Signature Bank, la FDIC no logra vender todo el banco (los compradores escogen qué partes quieren y cuales no), y casi siempre provee una garantía a los bancos compradores de que, si los activos prueban tener menos valor que lo estimado, la FDIC pagará hasta cierta cantidad al banco comprador para compensarlo. Si sobra algún dinero, algo bien improbable, se le devuelve a los accionistas.
El proceso se hace con todas las formalidades de la ley porque es necesario proteger los derechos de los accionistas de los posibles abusos de poder de las agencias a cargo del proceso. Éstas, por ejemplo, podrían declarar quebrado a un banco que no lo estaba. Si en los juicios sobre este tema el juez encuentra que no lo estaba, FDIC tiene que pagar una indemnización a los accionistas y otras personas que perdieron en el cierre del banco. El proceso, aunque la venta del banco recapitalizado dure solo un fin de semana, puede durar años después para llenar todos requisitos legales.
En Estados Unidos, el proceso de la FDIC se ha seguido siempre en casos de bancos aislados. En 2008, sin embargo, no se cumplió totalmente, y varios bancos fueron recapitalizados aunque sus accionistas no habían salido del escenario. Esto indignó a muchos ciudadanos y causó el nacimiento del Tea Party, un movimiento de protesta que luego invadió al Partido Republicano.
Lo que pase en las semanas próximas será clave para que la crisis explote o se controle. La lucha para controlarla la tendrán que hacer los bancos centrales en medio de su lucha contra la inflación. Pero esto es tema de otro artículo.
Máster en Economía
Northwestern University