El historiador salvadoreño Héctor Lindo, radicado en Estados Unidos, señala de manera contundente que en El Salvador del presente se pueden identificar acciones similares a las que han ejecutado en las dictaduras del pasado. Entre estas mencionó la polarización intencional, la pérdida del sistema de contrapesos, el control de la información y otras que, a juicio del también profesor emérito de historia en la Universidad de Fordham en Nueva York, son “preocupantes”.
De hecho, Lindo advirtió los peligros de la concentración de poder en una sola persona y recordó que los dictadores salvadoreños no han tenido un final feliz.
¿Cómo ve el contexto socio político en el país?
Yo estoy preocupado porque veo que se trata de utilizar los mecanismos de comunicación, de las redes sociales, etcétera, para polarizar a la población; es claro que hay un esfuerzo concertado para criticar a todo aquel que se oponga. Yo recibo insultos, todo el tiempo, por Twitter que es una de las opciones que tengo para expresar mis puntos de vista; y a veces los insultos son bastantes desagradables.
En concreto ¿qué le preocupa?
Esa polarización buscada o intencional porque yo no creo que se trata de polarizar, sino de debatir ideas, de ver cuáles ideas son más factibles y persuaden a la población.
¿Hay más deterioros en la democracia?
También ese deterioro institucional, el que se haya perdido el sistema de poderes del Estado, ese sistema de contrapesos; también los intentos de socavar la credibilidad de las instituciones, socavar la credibilidad de universidades, de los líderes académicos, muchas veces con insultos o mentiras.
¿Esto ocurre en estados que se avecinan a ser dictatoriales?
Los dictadores realmente son aquellos individuos que concentran poder en el poder Ejecutivo y, por lo tanto, le restan el poder que deberían tener las otras instancias del Estado, legislativo y el judicial; pues acá no solo se trata de concentrar el poder, sino que también de funcionar más allá de los parámetros que indica la ley, para los objetivos propios del Ejecutivo.
De acuerdo con la historia de El Salvador ¿qué ha pasado cuando ha habido concentración de poder?
Hace exactamente 200 años, en 1823, José Matías Delgado fue participante con Isidro Menéndez en la redacción de las bases de lo que fue la Constitución Federal, y ellos en ese momento advertían sobre los peligros de la concentración del poder.
¿Qué manifestaron?
Desde el primer momento veían el peligro de la concentración del poder en un solo individuo y que eso pueda llevar a una tiranía. Para solucionar este problema ellos hablaban de cómo empoderar al legislativo y judicial
Se buscaba garantizar la autonomía de estos dos poderes…
Ellos lo veían como una cosa de largo plazo. De los síntomas preocupantes que veo hoy en día es que el poder judicial ha perdido autonomía, y eso se ve claramente expresado en decisiones que se han tomado y no tiene mucho sentido, como la decisión de la Corte Suprema sobre la reelección, que está totalmente en contradicción con lo que dice la Constitución, y que cualquier persona que tenga un mínimo de lectura comprensiva lo detecta.
¿El Salvador se encamina a una dictadura?
Yo he comentado muchas veces que yo soy historiador y no tengo una bola de cristal para el futuro, pero sí puedo identificar ciertos paralelos con acciones que han existido en el pasado y que me parecen preocupantes y que son repetitivas.
¿Qué tipo de acciones?
Por un lado el esfuerzo de controlar la prensa, tratar de desprestigiar los órganos de comunicación tradicionales, de controlar el mensaje, ya sea con periódicos manejados desde el poder Ejecutivo, que eso ocurrió en la época de Meléndez Quiñónez y de Maximiliano Hernández Martínez, e informalmente también lo hicieron nuestros gobiernos dictatoriales.
¿Cómo han tratado de controlar a los medios?
Hay otras formas más sutiles en que los gobiernos anteriores trataron de controlar la prensa, no solamente con la censura abierta que se daba, sino controlando la publicidad que gasta el Estado en periódicos, que para muchos medios escritos es una fuente de ingresos importantes, también el control del papel o sacar a periodistas de calidad y contratarlos directamente para que trabajen para el Estado.
Y todo esto ¿para qué?
Para tratar de tener influencia sobre la información que llega al público, porque se trata de controlar la información para crear una imagen de las acciones gubernamentales extremadamente positivas y que no se sepan aquellos aspectos negativos. Esto genera un efecto contraproducente porque para que un gobierno maneje bien hay que estar alerta de las cosas que no van bien y el acceso a información y critica son una voz de alerta para que ciertos problemas no se agraven.
¿La falta de acceso a la información pública podría facilitar la corrupción?
La corrupción no depende de un solo régimen, es decir, es una tentación de todas las personas que trabajan para el gobierno y que manejan dinero, eso es conocido y por eso es que existen mecanismos para tratar de controlarlo en todo el mundo.
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¿Y qué pasa cuando se desmantelan estos mecanismos?
Se facilita la corrupción, no digo que ese sea el objetivo, pero si no hay transparencia, si no siguen al pie de la letra mecanismos de contratación diseñados para evitar la corrupción, entonces se abre la puerta a tendencias humanas o de ambición de dinero que llevan a la gente a tomar decisiones poco acertadas y a llevar a cabo actos de corrupción.
¿Hay evidencia en la historia de que la acumulación de poder es sinónimo de corrupción?
Una de las tentaciones de la concentración de poder es la corrupción y eso lo hemos visto en todas partes cuando cae un dictador. Cuando cayó Somoza en Nicaragua lo primero que vio la gente fue la gran concentración de riqueza que se había dado, eso se está dando ahora (con Daniel Ortega); en Ucrania, cuando cayó el anterior dictador, se conoció la mansión que se había construido con baños dorados; no sé para que les gusta mucho reflejo, mucho resplandor.
¿Cómo terminó el pueblo salvadoreño liberándose de cada uno de esos dictadores?
Siempre ha habido personas en El Salvador que han tenido un horizonte, claro, un deseo de tener mi sistema político influyente que le dé voces a todos los grupos de la población, de que no esté excluyendo a las mujeres, que no esté excluyendo a los pueblos originarios, siempre ha habido un enorme conflicto entre esa visión profundamente democrática e institucionalista del manejo de las cosas públicas con las tendencias autoritarias.
¿Cuál es el final de los presidentes dictadores que han tenido El Salvador?
Pues, mire, la historia no fue muy generosa con ellos. Martínez se fue al exilio y luego terminó asesinado. Estos dictaduras creen en el mundo artificial que han creado a través de la propaganda pero una vez por un motivo u otro desaparece la magia que los llevó al poder se acabó.
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