Hoy, en el Día Internacional de la Mujer, debemos dedicar nuestros pensamientos y deseo de justicia a mujeres salvadoreñas, adolescentes y hasta niñas que han sido víctimas de la violencia y los abusos del estado de excepción, que son secuestradas por las bandas criminales, que han muerto a manos de sus parejas y hasta familiares, así como mujeres profesionales, comunicadoras, magistradas y juezas que han sido degradadas, amenazadas, perseguidas.
El horror que embarga a las madres y esposas de inocentes capturados en el régimen, de la mujer en Ucrania, una nación que la demencia del criminal Putin está reduciendo a escombros, así como la opresión de la mujer en Afganistán e Irán, víctima de enloquecidos, debe estar en nuestros pensamientos y oraciones.
Reconozcamos y honremos, no sólo en esa fecha, sino cada día, a las mujeres que luchan por sus familias en diferentes campos, que tienen liderazgo y valentía y son cabeza y luz de hogares, a nuestras madres, hermanas y familiares y en general a las mujeres cuya sabiduría y buen sentido contribuye a que nuestro mundo sea el entorno para hacer realidad parte de nuestros anhelos…
La mitología de muchos pueblos de la antigüedad rendía culto a diosas, desde la Madre Tierra, Gea de los helenos, hasta Ishtar de los babilonios, como también las hay en las leyendas de China.
Los griegos en su edad de oro rendían culto a Atenea, la protectora de Ática, a Juno, la celosa consorte de Júpiter, a las deidades subterráneas. Venus, Venere, era la diosa del amor, la madre de Eros, el cupido que nos envuelve en sus redes y que con sus flechas une corazones.
Por la bella Elena “mil naves e incontables guerreros” lucharon por muchos años asediando Troya…
Inventoras, reinas, víctimas a quienes venerar y proteger
La mitología griega describe una batalla entre helenos y mujeres guerreras, amazonas, una leyenda que con el tiempo y dado el encuentro de los conquistadores españoles de América con unas guerreras en el actual Brasil, les llevó a dar el nombre de Amazonas al río más caudaloso del mundo, que vierte sus aguas sobre el Atlántico.
Son incontables las mujeres que han contribuido, con su inteligencia, creatividad, arrojo, belleza y perseverancia al buen desarrollo de la humanidad, desde legendarias reinas como Hatchesup, conquistadora de Egipto, hasta la reina cuya participación fue decisiva para la derrota de los persas en Salamina, la batalla naval que salvó la racionalidad y el destino del mundo de Occidente.
Nefertiti, cuyo busto se atesora en Berlín, nos muestra el refinamiento, la belleza femenina en el mundo antiguo, como en su momento lo fue Cleopatra, las grandes actrices del cine, las cortesanas parisinas en la “Belle Époque” del mundo victoriano como la Bella Otero, cantantes renombradas…
La linda actriz Heidi Lamarr inventó el radar, sentó el fundamento del WiFi y deslumbró en la pantalla. Madame Curie hizo decisivas contribuciones a la ciencia, como la astrónoma que encontró la forma de medir las distancias en el firmamento… La Reina Victoria, Malala, Isabel I, Catalina la Grande, Angela Merkel, incluso la Magdalena… son luminarias en el firmamento de los tiempos…