Cuando yo oía esa canción de “Señora de las Cuatro Décadas”, las veía bien lejanas. Ahora, entrando a la quinta, mejor me río. Uno aprende mucho en cinco décadas.
Cada ocho de marzo se celebra el Día de la Mujer. Voy a dejar que mis colegas editores traten con estadísticas, historia y lo demás. En este día de la mujer, te voy a dar a ti, mujer en sus veinte y treinta, siete consejos que te van a ahorrar muchos dolores en la vida.
1. “El Sol da vueltas alrededor de la Tierra, no alrededor de ti”. El pobre Galileo Galilei hasta terminó interrogado por la Santa Inquisición por sugerirlo, pero es cierto. Las mujeres tenemos la (ridícula) noción de que todo mundo está pendiente de nosotras, nuestra carátula de Facebook, las fotos que subimos, nuestro peso, corte de pelo, etc.etc.etc. Realidad: los hombres rara vez se dan cuenta de que te pintaste el pelo, la gente no vive pendiente de tus redes sociales y el Sol sigue saliendo estemos o no. Así que vivan la vida sin traumas y no amarguen a otras mujeres, ni a ustedes mismas.
2. “Es mejor estar sola que mal acompañada”. Aclaro que como católica devota creo en el matrimonio. Pero, también como católica devota lo respeto como un sacramento. Es increíble que en este mundo de mujeres “empoderadas” aún exista esa noción de que hay que casarse a las ya porque te deja el tren-y ahora divorciarse a las ya porque te subiste al equivocado. Tranquilas, camilas. El mundo es grande. Ahorren para viajar, para comprarse una casa (aunque sea en otro departamento), estudien, emprendan. Les prometo que la persona correcta va a venir a completar su sentimiento de satisfacción con su propia compañía. Algunas lo van a encontrar a los 25 otras a los 50, pero lo importante es ser feliz.
3. “Se necesita una tribu..” SIEMPRE. Mi grupo de amigas más cercano son mis amigas de KINDER (si señoras, desde 1976). Se imaginan todo lo que hemos pasado juntas. Obvio, ha habido malentendidos y pleitos en el camino, pero hemos visto a los hijos crecer y hasta casarse, hemos superado muertes, divorcios, mudanzas y tanto más. Un círculo de mujeres de confianza es lo mejor que uno puede tener en la vida, porque nos proveen de estabilidad, de una historia compartida. No sean de aquellas que saltan de amiga en amiga a conveniencia, o se alejan de sus amigas por celos. Cuiden a sus amigas, son un tesoro.
4. “Hagan paces con sus exes”. Obviamente nadie termina una relación riéndose, pero yo no entiendo que ganan las mujeres con resentir a sus exes a veces de veinte años atrás. Cuándo uno termina una relación, uno queda herida. Pero si uno acepta que eso es normal y no se victimiza, uno se da cuenta de las regadas que uno cometió. Obviamente ya entrando a mis cinco décadas recuerdo cosas que le hice a mi primer ex y me río, medio por lo dunda que era, medio por la vergüenza. Hacer las paces con nuestro pasado nos hace mejores personas, nos ayuda a ser autocríticas y evita que cometamos los mismos errores una y otra vez.
5. “Sean genuinas”. Hoy y siempre, todas queremos ser clones. Nos vestimos igual, nos peinamos igual, hablamos igual. Y queremos aparentar muchas veces lo que no somos. Es desgastante. Sean genuinas. A mí me tomó años darme cuenta de que detestaba el salón y me encantaban las discusiones intelectuales. Con medio miedito, en aquel San Salvador de los 90, me atreví a involucrarme en discusiones acerca de política, economía y arquitectura, porque simplemente carecía de gracia para las conversaciones acerca de novios, maquillaje y bloqueador solar. Créanme que cuando me presentaban como “mi novia inteligente” me sentía en las nubes. Descubran quien son y manténganse.
6. “Recuerden que no hay poder más grande que la bondad”. En un mundo que adora el dinero, los títulos y el status social, fácilmente se olvida que todo eso se puede acabar de la noche a la mañana. La bondad jamás se acaba. Es más, la bondad tiene un efecto multiplicador. En mi vida, he descubierto que mis momentos más “poderosos” son aquellos que he compartido con los más necesitados. No sólo he podido, por pura gracia y misericordia, cambiar un poco la vida de otros, sino que la mía se ha enriquecido exponencialmente. Ya sea cediendo el paso en medio de la trabazón o dando crédito al subalterno que nos ayudó a armar la presentación, la bondad no es de tontas, es de mujeres fuertes.
7. “Rompe techos” de cristal, de cemento y de billete y aplaude a las mujeres que lo hacen legítimamente, ya sea subiendo al pico del Everest como piloteando un avión. El cambio que necesitamos las mujeres esta en el campo de la equidad: en sueldos, en oportunidades y en derechos. No retrocedamos ante los retos, sino que probemos que somos lo suficientemente capaces y perseverantes como para ser médicos investigadores, ingenieros aeronáuticos, científicos, sin dejar de ser mujeres. Eso es ser verdaderamente empoderadas.
Ser mujer debe ser visto como un privilegio, como una oportunidad única de poder superar obstáculos, alcanzar metas y ponernos retos. Sobre todo, ser mujer debe ser visto como la oportunidad de ser plena y feliz. En este Día de la Mujer, que eso se vuelva una realidad para todas ustedes, mujeres de la próxima generación de salvadoreñas.
¡Feliz Día de la Mujer!
Maestra.