En gustos, se rompen géneros; en amores, corazones y en el fútbol, esquemas. Cada quien tiene su propia manera de apreciar las ejecutorias de un equipo o de un jugador.
Están los de paladar exigente, que gustan del fútbol artístico, del tiqui taca, ese que para llegar al arco rival opta por los pases cortos y precisos en las transiciones, la búsqueda constante del espacio y movimiento del balón y el mantenimiento de la posesión.
Los que gustan del fútbol más atrevido y vertical, uno o dos toques buscando a los hombres de avanzada. Y hay quienes deliran por el contragolpe o contraataque. Si bien las dos fases del juego son la defensa y el ataque, ellos casi lo toman como una fase extra.
Pero hay quienes se inclinan por una combinación, un sistema más ecléctico.
Con mis dos socios del Corazón Futbolero no hay donde perderse, Quino Valencia se inclina por el tiqui taca y Ramón por el fútbol vertical. Puntos de vista tan diferentes como su color de piel.
Quino detesta las entradas arteras y Ramón las acepta y no las aplaude porque le da pena.
Quino era elegante y casi pedía disculpas por despojar del balón a un rival, Ramón era odiado cuando jugaba con el Marte y adorado cuando se ponía la azul y blanco.
Y nadie los ha sacado de ahí.
Pero hay otro que tiene su propia forma de ver el fútbol, el rendimiento de los actores y se acerca o iguala el gusto casi de artes marciales mixtas de Ramón. Ni más ni menos que Pancho Sorto, quien integró la Selección Nacional en España 82.
Sabía con la pelota y no le negaba la suela a nadie y lo mejor, era polivalente pues no desentonaba en diferentes puestos en que lo pusieran. Se cuenta que en la Hexagonal de Honduras previa al Mundial 82, de donde salían dos cupos y en el partido en que El Salvador le ganó a México por la mínima diferencia, Hugo Sánchez lo increpó en una entrada.
"Tené cuidado conmigo, porque valgo millones, soy un crack". Sin inmutarse, Pancho le contestó "¡crack te va hacer la rodilla cuando te la parta!" En esa campaña, la Selecta clasificó junto a Honduras a España 82 dejando eliminados a los soberbios charros.
Y en el partido contra Argentina ya en el Mundial, protagonizaría un desacato inédito en la historia del evento, que fue visto por millones de personas gracias a la magia de la televisión. Cuando el juez boliviano Luis Barrancos pitó un penal en contra nuestra y al momento de los reclamos, Pancho llegó por detrás y le asestó una patada.
Quienes vieron la acción quedaron perplejos, lo cual aumentó cuando Barrancos, por supuesto adolorido y, sin entender la situación salió del barullo a tomar la pelota.
En su época Pancho "le pegaba a todo lo que se movía", tal como se estila decir. Hoy juega a un ritmo reposado, sin arrebatos, pero siempre suelta sus frases cáusticas. Hace unos días coincidí con él en una cancha, su equipo había perdido por goleada y le pregunté: "¿Y que tal es tu portero?", Pancho me respondió a su manera: "¡es muy malo y vino bien bolo!". Claro que lo dijo con otras palabras.