La dictadura china invitó al cabeza de los enloquecidos ayatolas de Irán, Alí Jamenei, a Pekín, donde se le recibió con todos los honores, pese a estar con sangre desde el trapo que se enrolla en la cabeza hasta los pies, sangre de personas inocentes.
El recibimiento es un apoyo al criminal de guerra y envenenador Vladimir Putin, ya que Irán suministra mortíferos drones para destruir tanto objetivos militares como civiles en Ucrania, pese a lo cual el enajenado ruso está perdiendo debido a las arcaicas formas de guerra que apoyan su agresión, las decenas de miles de rusos que manda al frente como carne de cañón y el empleo de mercenarios del grupo criminal “Wagner”, que mata por la espalda a los soldados que pretenden retirarse.
Más y más Putin enfrenta un desastre militar pese al apoyo de los chinos y los iraníes…
El encuentro tiene una doble cara: por un lado, apoya al criminal musulmán; por el otro, en lo interno China persigue a los uigures, musulmanes que pretenden afincarse en una región china para extender allí sus creencias. Pero en esta clase de meneos la conveniencia priva sobre cualquier principio moral, sobre el valor de la vida ajena, sobre la paz y la coexistencia pacífica.
Como el Eje en la Segunda Guerra Mundial, ahora se trata de una “internacional del terror” contrapuesta a la democracia y la libertad. Espanta la manera como operan estas redes de la muerte, pero vamos a citar un ejemplo:
Cuando un secuestrador exigió el rescate de una persona que ya había muerto —la víctima fue un connotado empresario salvadoreño— el rescate se pagó EN ARGELIA, en un cafetín de un tenebroso barrio. Quien tuvo a su cargo tal operación, un abogado de impecable trayectoria cívica y moral, vivió la terrible experiencia dados los riesgos que tal cosa entrañaba.
La “internacional del terror” amenaza al mundo libre
En su Apocalipsis el apóstol San Juan, quien se dice lo escribió en la isla de Patmos frente a la costa de Turquía, afirma que con Cristo surge al mismo tiempo el Anticristo, vale decir que al lado de la enseñanza de Nuestro Señor y pese a las manipulaciones que ésta ha sufrido a lo largo de los siglos, surge el mal, lo satánico en el corazón de tantos hombres, lo que se manifiesta en el progresivo envenenamiento del expresidente de Georgia, cuyos médicos han encontrado altos niveles de arsénico en su sangre (de la misma forma como intentaron envenenar al ruso Alexei Navalny, condenado hasta once años de reclusión en una “colonia penal de régimen estricto” sólo por ser férreo opositor de Vladimir Putin).
La reiterada negativa del bukelismo a condenar la agresión del enajenado Putin a Ucrania —una forma de abofetear al principal socio comercial de El Salvador y quien además alberga a cientos de miles de salvadoreños amparados en el TPS— exhibe la carencia de humanidad y lo irracional del régimen, al que no parece importarle los costos que ello tiene frente a lo que es el conjunto de naciones democráticas.
Daniel Ortega, de Nicaragua, se posiciona como uno de los tantos eslabones de esta “internacional de terror”, al igual que Maduro en Venezuela (país clave en la producción y trasiego de droga hacia Estados Unidos y Europa), la enloquecida cleptocracia militar de Birmania, una nación budista, vale decir que en teoría sigue los preceptos de Gautama, predicador de la paz…