Este martes 7 de febrero, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ofreció su tercer discurso del Estado de la Unión.
Ante las dos cámaras del Congreso, el mandatario lanzó un discurso energético y optimista. Este giró, en su mayoría, alrededor del buen desempeño económico de los Estados Unidos, la recuperación tras una serie de crisis en los últimos tres años y cifras récord de generación de empleos.
Biden también resaltó un trabajo ágil y asertivo para aprobar legislación que consideró de alto impacto.
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“Me paro frente a ustedes después de que hemos creado, con la ayuda de muchos acá (en el Congreso), 12 millones de empleos nuevos. Eso es más empleos creados en dos años de los que cualquier presidente logró en cuatro”, celebró Biden ante los más de 500 legisladores e invitados presentes.
A simple vista, este triunfalista discurso da cuenta de una sólida presidencia y de un país cuyo desempeño es, cuando menos aceptable. Da cuenta, también, de un mandatario que a mitad de su periodo tiene un prospecto sólido si decide buscar la reelección en noviembre de 2024.
Pero el clima político es menos favorecedor para Biden y los Demócratas.
Poco entusiasmo
El telón de fondo de este discurso ante el Congreso es el de un presidente que, a pesar de sumar importantes victorias legislativas, no está logrando generar entusiasmo ni con su base de votantes ni con los independientes que podrían inclinar la balanza a su favor.
Ese Biden que logró negociar un ambicioso paquete de infraestructura por $1.2 billones, que logró reducir el costo de los medicamentos, especialmente a adultos mayores que padecen diabetes, y que ha conducido una recuperación económica un poco robusta no está capitalizando estas victorias.
Según la más reciente encuesta del Washington Post con ABC News, publicada el pasado 3 de febrero, muestra que solo un porcentaje estrecho de estadounidenses, el 36%, cree que el presidente ha logrado “mucho” o “lo suficiente” en sus primeros dos años de gobierno.
Por el contrario, la encuesta revela que un alarmante 62% de estadounidenses creen que su presidencia no ha alcanzado mucho o, incluso, nada.
Los resultados se ponen peores para Biden en el segmento de independientes (sin afiliación partidaria). De ellos, el 66% cree que no ha hecho mucho o nada. Y, como era de esperarse, en el bando republicano el rechazo a su gestión es casi generalizado. El 93% cree que no ha hecho lo suficiente y solo el 7% valida su gestión.
En lo electoral
Más allá del desempeño de su presidencia, Joe Biden debe prestar atención a las preguntas que sondean sus prospectos electorales.
La situación para el mandatario se pone más complicada ante la pregunta de cómo se sentirían los estadounidenses si él vuelve a ganar en las elecciones de 2024.
En total, de los más de mil encuestados solo un pequeño porcentaje, el 7%, está entusiasta con que Biden se reelija. Y un tímido 29% estaría satisfecho con ello.
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En contraste, un 30% estaría molesto y un 32% insatisfecho con la reelección del actual mandatario.
Y si bien tres cuartos de los demócratas estarían satisfechos o felices si triunfa, no parece que estén muy motivados con la idea de que Joe Biden sea el candidato para la presidencia por su partido.
Ante la pregunta de si les gustaría que su partido le nominara para un segundo periodo, 31% está de acuerdo con que se le nomine y un abrumador 58% considera que los demócratas deben elegir a alguien más.
Efecto del discurso
Analistas estadounidenses consideran que el discurso de Biden ante el Congreso fue fuerte, energético y optimista. Además, señalan que el presidente no se doblegó ante los abucheos de los republicanos.
Por otra parte, ha resultado positivo que Biden se enfrentara a los gritos y reclamos de una oposición republicana que, pese a los esfuerzos del presidente de la Cámara de Representantes Kevin McCarthy, lució intransigente y poco educada.
Sin embargo, la primera medición después del discurso es poco alentadora para el presidente. Si bien el 72% de los encuestados ve positivamente el discurso, Biden necesitaba mucho más para lograr transformar su alocución en un triunfo político.
Este porcentaje es marginalmente mayor a quienes lo aprobaron en 2022 (71%) y varios puntos abajo de quienes celebraron su primer discurso del Estado de la Unión en 2021 (78%).
Por otra parte, el experimentado estratega Mark Mellman argumentó que estos discursos tienen poco impacto en las mediciones de popularidad y que solo pocos presidentes, entre ellos Bill Clinton y Donald Trump, lograron capitalizar alguna victoria significativa después de hablar ante el Congreso.
Ante este panorama, el presidente estadounidense necesitará muchas más victorias para crecer el entusiasmo de su base. Ante una nueva Cámara de Representantes con mayoría opositora, muchos de ellos del ala radical, esto se ve poco probable.
Algunos de ellos, incluso, se mostraron visiblemente en contra del discurso ante el Congreso y le abuchearon mucho. Y si bien los radicales son minoría, han presionado al líder de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, lo suficiente como para que este no vea atractivo hacer muchas concesiones a los demócratas.
Por otra parte, la gobernadora de Arkansas fue la designada para contestar el discurso desde el bando republicano. Ella se enfocó en caracterizar a Biden como muy viejo para su cargo y en enfatizar que los logros que él mencionó en su discurso eran “fantasía”.
Con todo lo anterior en mente, es claro que a Joe Biden le augura una segunda mitad de su presidencia muy larga.