Construir una casa, repararla o hacerle alguna modificación se ha vuelto cada vez más caro para los salvadoreños pues los precios de los principales materiales de construcción han aumentado hasta en un 80%, desde 2020.
Según los precios promedio de los materiales de construcción de los últimos tres años, recopilados por la Cámara Salvadoreña de la Industria de la Construcción (Casalco), insumos básicos como la grava, láminas y bloques de concreto han subido entre un 16% y un 81%.
Inodoros, lavamanos y azulejos también han encarecido significativamente, en consonancia con el alza de todos los bienes y servicios en general, impulsados por la elevada inflación que mantiene el país (7.3% a noviembre 2022).
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Los materiales de hierro como las láminas, el hierro corrugado o polines han tenido alzas de hasta un 50% en su precio, pues a nivel internacional, el acero encareció desde enero del año pasado a raíz de la guerra de Rusia contra Ucrania.
“Hay algunos precios que se mantienen porque subieron desde mayo, después de la pandemia, pero otros como el piso de cerámica y los techos están carísimos”, dijo Juan Díaz, un experimentado albañil de San Bartolomé Perulapía, en Cuscatlán, que cotiza diariamente la compra productos para la construcción.
“Una pequeña constructora difícilmente puede competir con los precios. Muchas personas a veces prefieren pagar menos para ahorrar en material y mano de obra”
Arquitecta, 30 años de experiencia
La mano de obra también ha subido de precio, al igual que otros servicios pues según los sondeos de Casalco, actualmente un trabajador recibe diario $14.01 sin recibir prestaciones como el seguro social o AFP.
“Todos los materiales de hierro y de madera están caros”, dijo por su parte Gilberto Artiga, otro experimentado albañil de 59 años residente en Santa Tecla, que ha decidido reenfocar su trabajo en la carpintería debido a que los costos de la construcción le dejan poco margen de ganancia.
Pero pese al incremento del precio de los insumos, la gente sigue construyendo o remodelando.
Los datos oficiales del Banco Central de Reserva muestran que el sector construcción es el que más ha crecido en el último año y es además, uno de los que continúa recibiendo financiamiento por parte de la banca local.
Según datos oficiales, la construcción tuvo un crecimiento del 12.5% del PIB en el tercer trimestre de 2022.
Y de los $15,545 millones en préstamos otorgados por la banca, el sector recibió $896 millones, un 6% de los créditos en total y mucho más que lo otorgado en 2021.
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De acuerdo a una arquitecta con más de 30 años de experiencia que prefirió omitir su nombre, los proyectos de construcción, tanto residenciales como comerciales, se mantienen activos, a pesar de que los materiales están caros.
“Hay bastante trabajo porque acuérdese que la gente también construye con préstamos”, señaló.
Sin embargo, ella menciona otros factores como los permisos de construcción, que son los que impiden que los proyectos se concreten a pesar de tener el financiamiento.
Para Artiga, uno de los puntos a considerar en la construcción de casas privadas es que hay mucha competencia de albañiles y los precios para las obras llegan a botarse con tal de ganar el proyecto.
Además explica que debido a que los precios de los materiales está variando constantemente al alza, los clientes se echan para atrás cuando ven que el proyecto les saldrá más caro.
Remesas impulsan la construcción
A nivel público, la construcción se ha mantenido al alza porque el gobierno desarrolla diferentes proyectos urbanísticos para los que requiere de materiales.
La construcción de varios pasos a desnivel e incluso la edificación de la más reciente megacárcel en Tecoluca, San Vicente, muestran que el sector se encuentra dinámico.
Pero a nivel privado, los salvadoreños también siguen construyendo con el apoyo de sus familiares en el exterior pues buena parte del dinero que envían a través de remesas es destinado a reparaciones o construcción de viviendas.
“Muchos de mis clientes son de Estados Unidos. A ellos les gusta el trabajo de calidad y materiales buenos”, dijo don Díaz.
La arquitecta también coincidió en que muchos salvadoreños residentes en el exterior prefieren edificar una casa en el país porque saben que la mano de obra es mucho más barata aquí que en otro país.
Además afirmó que en los últimos años se ha popularizado la construcción de apartamentos, muchos de ellos anexos a casas principales, debido a la gran demanda de estas viviendas.
Para las grandes constructoras, los presupuestos ya ajustan los cambios en los precios de los materiales. Sin embargo, para los pequeños constructores es más difícil pues adquieren los productos en tiendas de mayoreo que ya incorpora otros cobros.
“Hace 20 años, con ese dinero se hacía una casa bien chula”
Don Juan Díaz ha dedicado toda su vida a construir casas en San Bartolomé Perulapía, en el departamento de Cuscatlán.
Sus clientes lo aclaman por la calidad de su trabajo
Junto a él trabajan tres o cuatro albañiles más, entre titulares y auxiliares a quienes les paga su jornada semanal.
Actualmente construye la ampliación de una casa de dos pisos a la que le ha dedicado varios meses y con la que ha corroborado lo caro que están todos los materiales.
“Nombre, si ahorita lo que más está caro es el piso de cerámica”, afirmó. Los techos y los productos de lámina también los compra mucho más caros.
En sus años como albañil, afirma que no había visto precios tan altos como los de hoy.
Según sus estimaciones, para construir una casa pequeña, de dos habitaciones, sala y baño, hoy día se requiere por lo menos $22,000, dependiendo de las exigencias del cliente y de los materiales que quiera colocar.
“Uno con ese dinero antes hacía una casa chula, con todos los acabado, pero ahora no”, afirma.
Pero pese a que los insumos están caros, don Juan afirma que no ha dejado de recibir solicitudes para que les construya su casa.
“No doy abasto con mis clientes”, dijo, al tiempo que aseguró que a muchos de ellos no les importa esperar entre cuatro o cinco meses con tal de que sea él quien les construya su vivienda.
“Esto ha sido un fenómeno al revés porque en vez de que la gente se abstenga de construir, más nos están pidiendo que les trabajemos"
Juan Díaz, albañil y maestro de obra
“Esto ha sido un fenómeno al revés porque en vez de que la gente se abstenga de construir, más nos piden”, dijo el albañil.
Eso sí. Afirma que muchos de sus clientes son salvadoreños que residen en Estados Unidos y que han decidido construir una casa o remodelar la que ya tienen.
“Bastantes de mis clientes son de afuera. A ellos les gusta la calidad”, dijo el experto.