El deporte profesional no asegura vidas longevas…
El jugador de fútbol americano Jessie Lamonier murió a los 25 años, seguramente a causa de los golpes en la cabeza que los “defensas” en esos equipos reciben en el curso de su carrera como futbolistas, un deporte que muchos consideran brutal y que, junto al básquetbol, se juega en los meses invernales.
El juego, como en todo deporte, se basa en estrategias de ataque y defensa, tratando cada equipo en contienda de aprovechar en su beneficio lo que se percibe son las debilidades del contrincante o cómo se presenta la situación en un momento dado. Cada equipo se esfuerza en cruzar con el balón (de forma elíptica, a diferencia del fútbol, en que el balón es esférico) un espacio marcado sobre el campo.
Durante un partido se pueden ver escenas en que varios jugadores se amontonan sobre un contrario que portaba el balón, “tumultos” que se disuelven cuando el silbato del árbitro lo ordena, pero estar abajo de una montaña de hombres grandes y sudorosos no es “lo más saludable del mundo”.
Con el tiempo los cascos de los participantes han ido mejorando, pues en sus inicios apenas cubrían la cabeza, lo que llevó a que jugadores perdieran parte de su dentadura en un encuentro. Hoy en día los cascos protegen el rostro y, de seguro, tienen amortiguadores sobre la cabeza, pero el tremendo porrazo que un jugador recibe no contribuye a que viva muchos años.
Muchos jugadores, pasados los treinta y tantos años, sufren graves problemas cerebrales.
En el boxeo los golpes a la cabeza no “se acumulan”, sino que es un tremendo puñetazo lo que puede volverlo loco, casi invalidarlo, como sucedió a Casius Clay (luego Muhammed Alí), a quien un solo golpe en un encuentro en África lo llevó de un cociente de inteligencia, IQ, de unos sesenta a cuarenta o menos.
Se dice que el único campeón de boxeo que fue inteligente y además un hombre de particular distinción fue el australiano Jim Corbett.
El IQ normal es cien; sobre ciento veinte una persona es considerada muy inteligente, y por encima de ciento treinta y cinco, genial. Marilyn Monroe, la bella actriz, tuvo un IQ sobre ciento cincuenta; se dice que el escritor y poeta alemán Goethe alcanzó los doscientos; seguramente que pintores como Tiziano, Giotto y Picasso, músicos como Bach, Mozart y Beethoven, grandes conquistadores…
Siempre hay que tener presente la máxima griega: NADA EN EXCESO
Como en todo afán humano, hacer deporte, practicar gimnasia, cuidar la propia salud debe obedecer a sensatas consideraciones e inclusive a consultar con especialistas cuál deporte o ejercicios son los más convenientes, aunque hay una regla esencial: hay que ejercitar el cuerpo o practicar un deporte por lo menos tres veces por semana; quienes hacen deporte únicamente el domingo o un sábado y como hemos mencionado ya, están expuestos a sufrir un ataque al corazón cuando van a la playa y se ponen a jugar fútbol con los hijos o nietos.
Hay horas buenas para correr, caminar, nadar: quemar la piel al mediodía puede luego propiciar un melanoma; lo propio es exponerse al sol antes de las diez de la mañana y después de las cuatro de la tarde y usar un bloqueador cuando se puede, pero los niños que desde pequeños tienen que trabajar en el campo desarrollan sus propias defensas…
En todo caso, nunca se debe olvidar la máxima de los antiguos griegos: NADA EN EXCESO…