Mucho se menciona aquella famosa frase de ¡Año nuevo, vida nueva!, la cual muchas veces puede utilizarse para diversos fines y que no sea probablemente para tanto. Por ello, el inicio de un nuevo año debe acompañarse de propósitos, objetivos, metas y fines que puedan ser medibles y alcanzables, tratando de establecer una agenda personal equilibrada con base en nuestros medios de los cuales disponemos y la realidad que vivimos diariamente.
En cualquier caso, se vuelve de suma importancia reflexionar de manera individual sobre lo que se tiene a la mano actualmente, excluir situaciones innecesarias y, en general, buscar un punto de equilibrio en la gestión a nivel personal.
Por tal razón, algunas consideraciones que pueden ser de ayuda para tratar de iniciar un nuevo año con buen pie son, por ejemplo, conocer nuestros compromisos para poder reconocer lo que se debe hacer y lo que no; conocer en dónde me encuentro actualmente para poder visualizar la realidad actual que se vive, definiendo la situación de cada uno con perspectiva; identificar mis límites para no tratar de hacerlo absolutamente todo, de serlo o tenerlo todo, para evitar una fatiga y desgaste psicológico y emocional sino que, al contrario, concentrarse en objetivos y metas importantes y positivas para avanzar de una manera sana y productiva.
Algunas consideraciones mencionadas en líneas previas son parte de ese camino a trazar y seguir en el año calendario que hemos iniciado. Es muy probables que muchos/as poseamos una diversidad de proyectos y objetivos para los próximos meses del año y por ello, la ilusión de querer cumplir cada uno de ellos. Para lograrlo, debemos ser conscientes que la tarea no es nada sencilla, a veces los días pasan más rápido de lo normal, las adversidades y desafíos aparecen inoportunamente, por mencionar situaciones que pueden generar una distorsión en el cumplimiento de nuestras prioridades y el orden establecido de las mismas por nosotros mismos.
Lo importante es no mirar atrás, con el objeto de buscar iniciar de manera positiva y resiliente, valorando cada espacio que vivamos y sus aspectos tanto positivos como negativos, mirando causas tanto de unos como de otros, buscando mantener y fomentar un entorno positivo, realista y solido para poder sobrellevar cada situación de vida que se nos presente. Esto forma parte de la motivación, fortaleza y buenas vibras que debemos mantener latentes en el tiempo, lo cual nos puede ser de gran ayuda.
Tratemos de dar la vuelta a la página del año que se nos fue, retomar las situaciones positivas y aprender de las negativas para lograr un inicio de año prospero, lleno de esperanza, mirando hacia adelante y con anhelos de poder lograr nuestras metas y sobreponernos a los desafíos que se presenten.
La actitud y las ganas de poder seguir hacia adelante están en cada uno de nosotros, lo que logremos y lo que no será mérito y aprendizaje propio, por lo que es momento de ponerse en marcha y afrontar un 2023 con actitud positiva, resiliencia, ilusión y buenos deseos.
Recordemos que la vida no consiste en superar a los demás, sino en superarnos a nosotros mismos, romper nuestros propios récords, sobreponerse a lo que se logró en el ayer por lo que podamos hacer hoy y pensar en superarlo en el futuro.
Abogado, Master en Tributación Internacional y Asesoría Jurídica de Empresas