El Cerebro, dentro de su Surco corre sereno -y fiel- pero si dejaras que una Astilla se desvíe -te sería más fácil- poner las Corrientes en su sitio - cuando Riadas han partido las Colinas - y abierto una Ruta de Peaje por Sí solas - y arrasado los Molinos” (poema 556 de Emily Dickinson)
Es un poema breve con muchos significados y recursos: Metáfora, Anáfora, Aliteración, Imágenes, personificación; Dickinson juega con las expectativas de sus lectores. Su uso de la palabra “Cerebro” significa “un tren de pensamientos” o simplemente la mente humana. Ella recurre a la imagen biológica del cerebro acanalado porque a menudo se usa indistintamente con la mente. En el momento en que se encuentra con un “astilla”, puede haber un cambio catastrófico en sus actividades; el tren de pensamientos se descarrila y ya no puede volver a centrarse en un solo destino o camino predeterminado.
“El Cerebro, dentro de su Ritmo o surco (Groove)” está inicialmente enfocado en un solo tren de pensamientos o en la mente. “Funciona de manera uniforme” y “verdadera” cuando se enfoca en el camino deseado. Sin embargo, una pequeña “astilla” puede descarrilar el “cerebro” de su curso y abrir las compuertas de varios pensamientos, incluidos los dolorosos y los furiosos. Dickinson usa la palabra “Splinter”(astilla) como metáfora de un cambio o un impulso que puede influir en la mente de uno. Si una persona no logra controlar sus emociones o la corriente furiosa inducida por el impulso, puede desencadenar un caos u otra forma de defensa mental, y arrasar con los “Molinos” simbólicos donde se procesan los pensamientos.
Seguramente el lector (a) habrá escuchado la expresión “cuenta hasta 10…”; se trata de un recurso de la mente de regulación o autocontrol antes de tomar una decisión, bajo el principio que nunca es prudente tomar una decisión cuando uno está enojado.
El enojo, la ira o la irritabilidad son emociones frecuentes como respuesta al estrés o amenazas. La pérdida de control y de predictibilidad, o la preocupación por no poder satisfacer las necesidades básicas pueden contribuir a los sentimientos de enojo.
El enojo es un estado mental y emocional que puede tener diversas intensidades. Puede ir desde una irritación leve hasta una furia o ira intensa. Como otras emociones, está acompañada de cambios psicológicos y biológicos. Cuando usted se enoja, su frecuencia cardíaca y presión arterial se elevan y lo mismo sucede con su nivel de hormonas de adrenalina; también produce un aumento de los niveles de testosterona, a la vez que disminuye los de cortisol. Por su parte, el cerebro muestra una mayor alteración del hemisferio izquierdo.
La neurobiología de la agresión y la violencia (Ortega-E.; Alcázar, c.; 2016) es de interés para la psicología jurídica porque buena parte de la conducta delictiva tiene componentes violentos y genera dos tipos de agresión impulsiva (afectiva o reactiva) e instrumental (premeditada o predatoria); a la base de estos fenómenos se estudian: a) las estructuras subcorticales como el hipotálamo/tronco del encéfalo, donde se genera la conducta agresiva y la amígdala, implicada en procesar estímulos emocionalmente destacados; y b) las estructuras corticales como la corteza prefrontal (que comprende la corteza orbitofrontal, la corteza prefrontal ventromedial y la corteza cingulada anterior), que parecen ser hipofuncionales en los sujetos violentos.
El enojo puede ser causado por sucesos externos o internos. Usted puede enojarse con una persona específica o por algo ocurrido en el ambiente, o su enojo puede ser causado por estar preocupado o taciturno debido a sus problemas personales. Los recuerdos de hechos traumáticos, la represión emocional, también pueden despertar sentimientos de enojo.
Las investigaciones sobre la ira señalan que en la escalada del enojo puede haber una respuesta agresiva; además, algunas personas realmente se exaltan más que otras enojándose con mayor facilidad y más intensamente que el promedio. Las investigaciones también hallaron que los antecedentes familiares pueden desempeñar un papel importante. Generalmente, las personas que se enojan con facilidad vienen de familias problemáticas, caóticas y sin capacidad para la comunicación emocional.
Muchos de los grandes crímenes u homicidios, situaciones de divorcio y crisis familiares, accidentes, y decisiones absurdas familiares, económicas o políticas, surgen de personas o cerebros normales, en donde una “astilla” (Splinter) cambia todo el panorama futuro en segundos.
Esta astilla aparece cuando se da un desequilibrio entre la razón y la emoción, o cuando el lado reptiliano más primario del cerebro se antepone al neocórtex. Obviamente, a la base está la educación; cuando un cerebro está bien educado contiene los impulsos y predice o decide mejor que un cerebro menos educado.
Un cerebro que se desarrolla en un entorno hostil de supervivencia aprende a responder de modo violento; el científico Walter Bradford Cannon describió la “reacción de lucha, huida o parálisis, hiperexcitación, o respuesta de estrés agudo” como una reacción fisiológica del sistema nervioso simpático ante la percepción de daño, ataque o amenaza a la supervivencia. Nuestro cerebro lee las situaciones y prepara esquemas de respuestas: alarma de reacción; adaptación; agotamiento; etcétera.
Deudas, estrés laboral o postraumático, duelo, venganza, crisis familiares, adolescencia, pequeños conflictos sentimentales, celos, etcétera, son situaciones propensas para que la “astilla” desencadene decisiones equivocadas. Así que antes de tomar cualquier decisión: Cuente hasta 10…, dele un poco de tiempo a la razón o busque ayuda con un psicólogo o psiquiatra.
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Investigador Educativo/opicardo@asu.edu