Más de alguna persona puede sentirse impelida a criticar el título de este artículo, por considerar ex ante que se trata de una especie de ofensa o falta de respeto a la figura de Jesús; pero nada más alejado de la realidad, por lo cual invito antes que nada a terminar la lectura.
De acuerdo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE): “Las sociedades con una clase media sólida tienen bajos niveles de inseguridad y tienen mayor confianza, satisfacción y estabilidad política”.
El economista Pedro Hinojosa lo explica aún mejor:
”La clase media es la que lleva adelante un país. Es aquella que ha recibido educación, aquella que trabaja para vivir. La clase media es la clase que hace que un país tenga actividad económica. Si no, ¿de dónde proviene la demanda interna? La mayor parte de la demanda viene de los gastos de los consumidores de la clase media. ¿Y de dónde proviene el dinero que gastan los consumidores de la clase media? De los ingresos obtenidos en el trabajo que desempeñan".
El espíritu empresarial y la invención también tienen sus raíces en la clase media (se denomina también ñeke, coraje o músculo). Una vida sin privaciones permite que la clase media tenga el tiempo y la flexibilidad para educarse; para pensar, meditar, y explorar, para innovar e inventar. Aquellos en la clase media pueden permitirse un cierto grado de riesgo: dejar el trabajo seguro para fundar una nueva empresa después de acumular los activos de inicio.
Las fortunas en la lista de Forbes 400 comienzan con los riesgos de la clase media, la invención de la clase media, o una inversión de la clase media. Bill Gates, Thomas Edison, y los hermanos Wright vinieron de familias de la clase media.
Si es bueno para la economía de un país contar con UN empresario que genere 5,000 empleos, más lo será contar con 5,000 empresarios de clase media que generen 5 empleos cada uno; y lo anterior es matemáticamente demostrable, gracias a las probabilidades: La probabilidad que ese único empresario mantenga los 5,000 empleos versus que los elimine es del 50% versus el 50%; pero la probabilidad de que los 5,000 empresarios de clase media cierren sus negocios al mismo tiempo es infinitesimal (a menos, claro está, que los empobrezcan).
Basado en la anterior lógica matemática, ¿cuál debe ser la conducta de cualquier gobierno que pretenda construir una sociedad con paz y seguridad social? Generar fuentes de trabajo estables, un crecimiento económico sólido, promoción de una población con mayores niveles educativos, por ende de conocimientos, innovación, emprendimientos; todo lo cual se logra fortaleciendo a la clase media.
Y en cuanto a los pobres, se puede afirmar que hay más chances de disminuir la pobreza a través de fortalecer y agrandar la clase media, que con asistencialismo. La pobreza no la eliminarán los más ricos, sino la clase media, que por naturaleza es magnética de abajo hacia arriba; no crece incorporando ricos, sino a los pobres.
Y, ¿qué tiene que ver Jesús con este tema de la clase media, definida como tal hasta 18 siglos después que las sandalias del Mesías patearan Israel?
Pues bien, de acuerdo a las escrituras, tanto en Marcos 4:7 "Porque a los pobres siempre los tendrán con ustedes; y cuando quieran les podrán hacer bien; pero a Mí no siempre Me tendrán”, como en Juan 12:8 y Mateo 26:11 (en todas las ediciones de la Biblia), hay un llamado a un tercero, para beneficiar a los pobres. Y poco probable que el llamado fuese a los de las clases más pudientes de su tiempo, puesto que también está escrito en Lucas 18:25 “Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios” (aquí hay que evitar las absurdas generalizaciones); lo cual por lógica simple lleva a concluir que sus mensajes podían ir dirigidos a un punto intermedio, es decir, a una clase media. Y ¿acaso, no pudo el Hijo de Dios hablar sobre un tema del futuro, como es la clase media?.
Y no es de extrañar que la clave para salvar una sociedad esté en fortalecer su clase media, para que crezca; lo cual implica, como ya se dijo, succionar más gente desde la pobreza, para que se inserte al medio. Porque es la clase media la que más aporta en todos los sentidos, hasta en el espiritual, moral y ético.
Por ende, los gobiernos sabios apoyan fuertemente a la clase media, para garantizar medios permanentes de progreso a los estratos más desposeídos; esto implica evitar el populismo, el asistencialismo, el abuso de los impuestos y, en general, todas las medidas que debilitan a la clase media y nunca han ayudado verdaderamente a los más pobres.
Y por supuesto, nada de esto pasa por castigar el capital, o tratar de quitar al que tiene para darle al que no. Acciones demenciales a lo Hugo Chávez, con sus expropiaciones, o promover las locuras escritas por Eduardo Galeano en “Las venas abiertas de América Latina”, no hacen sino terminar por empobrecer a la clase media, volviéndola raquítica; y a los pobres, los empuja a la miseria, porque ya no queda espacio para ellos.
Si Jesús encargó a la clase media, ayudar a los pobres, ¿que tienen que hacer los gobiernos? Seguir la sabiduría divina y fortalecer a la clase media.
Médico Internista y Nutriólogo, Abogado de la República.