Es evidente cómo el régimen bukeliano está desesperado por aprobar esta semana y entre la algarabía de la Navidad su “reforma de pensiones” que, a todas luces, más que beneficiar a los trabajadores busca echar mano de los ahorros que han ido guardando para la vejez o la invalidez.
En el transcurso de los días y con los análisis de los especialistas independientes ha quedado claro que:
—le aumentarán a la pensión mínima a 400 dólares, pero sólo para dorar la píldora. No es cierto que “todos recibirán un aumento” como se anunció al inicio;
—el régimen seguirá manoseando los ahorros de los trabajadores dizque para seguir pagando las pensiones del viejo sistema del ISSS y el INPEP pese a que esa no es responsabilidad de los trabajadores, porque no fueron ellos quienes quebraron esos fondos sino el despilfarro de los anteriores gobiernos;
—ha quedado más que en evidencia la mentira del régimen actual, que alega “nunca tocó” los fondos de pensiones, cuando se ha demostrado que ha sacado más de 1,300 millones de dólares dizque para el pago de pensiones del viejo sistema;
-con el nuevo INPEP quieren arrimarle a los fondos de ahorro de los trabajadores el pago de pensiones a los veteranos militares y a los exguerrilleros, cuando ese fue un compromiso adquirido por el gobierno salvadoreño, no por los trabajadores;
—los compromisos del gobierno con el sistema, sobre todo para el pago del dinero que ha estado sustrayendo, prácticamente se diluyen al cambiar de institución responsable y de papeles, pagarés o certificados que había venido emitiendo con un precario interés;
—si el sistema aún tiene 2,800 millones de dólares, como se dice, y con los poderes que le otorgará la nueva ley al bukelismo no sería extraño que se “presten” plata para pagar los eurobonos que están por vencer en enero. De allí la urgencia de aprobar la “reforma”, según ellos, como “regalo de Navidad”, aunque resulte en un pastel envenenado para los trabajadores.
Han hecho malabares para lanzar un plan ya cocinado
Los bukelistas han tratado de disfrazar su plan con un manto de seudo legalidad y aprovecharon para anunciarlo la distracción que había por el Mundial de Fútbol, el concierto de Bad Bunny, las vísperas de Navidad, Black Friday, Carnaval de San Miguel y explosiones en el Chaparrastique… suficiente para “venderle humo” a la gente.
Dijeron que habría una “amplia consulta” en la Asamblea Legislativa, con todos los involucrados en el tema de pensiones, pero lo cierto es que sólo se vio a funcionarios bukelistas y sindicatos afines y complacientes. Nunca se vio a abogados o gremios serios e independientes ni que tomaran en cuenta los cuestionamientos y opiniones del constitucionalista Enrique Anaya, el economista Rafael Lemus o el dirigente de la Mesa para una Pensión Digna, Patricio Pineda, que teme que con lo que están haciendo en sólo dos años, en 2025, se habrán acabado el dinero.
Lo cierto es que ya todo lo tienen “cocinado” y van a satisfacer sus intereses cueste lo que cueste.
Como en su momento advirtió nuestro recordado Ricardo Soriano, uno de los más destacados sindicalistas históricos del país, dentro de poco tiempo se habrán acabado el dinero, sólo habrá papeles chucos sin cobrar y “entonces ni la mano nos van a dar”.