Ese polvo fino blancuzco que abunda en San Salvador, que se nota más en Soyapango (en barrancos ubicados al norte) e Ilopango, que solo se aplaca en época lluviosa, por lo que limpiamos sin cesar nuestras casas y oficinas, surgió un día de las profundidades del Lago de Ilopango.
La expulsión de 80 kms3 de ese polvo, tefra fina blanca o ceniza, en lo que ahora es un cráter donde se asentó el Lago de Ilopango, y que se denominó Tierra Blanca Joven (TBJ),fue, al parecer, la mayor hecatombe natural sucedida en la región.
Se ha verificado que estar expuesto, aunque sea por cortos periodos de tiempo, a estas cenizas de origen volcánico, perturba las barreras naturales de las vías aéreas como son sus mucosas y sus cilios. También pueden modificar el sistema de defensa inmunológico.
Próximo al lago, los depósitos de polvo blanco aún tienen más de 60 metros de espesor, y a 70 kms de distancia aún se ven grosores de medio metro. Sería muy difícil que no estén siendo aspirados por los habitantes y trabajadores de los municipios de Ilopango, Santiago Texacuangos, San Marcos Soyapango y Apoya, desde hace décadas, lo que podría explicar las altas cifras de personas que han padecido y aún padecen enfermedades respiratorias, entre ellas, alergias.
Está comprobado que esta tefra blanca aún afecta nuestras vidas: las cárcavas que se vienen formando desde hace muchos años tienen como origen las tefras volcánicas TBJ nacidas de la erupción en Ilopango. Dicen las investigaciones que muchas de las obras de protección y construcciones civiles que se han hecho sobre terrenos cubiertos de TBJ, al poco tiempo, se volvieron inservibles por este motivo, lo que ha incrementado los gastos en obras de mitigación, reparaciones, entre otros (ejemplo, la cárcava gigante en la Colonia Santa Lucía). Por otro lado, los yacimientos de TBJ han sido usados para la elaboración de ladrillo y teja artesanal.
Se cree que esta erupción, la más grande sufrida por América Central, causó el descenso de la temperatura atmosférica más impactante de los últimos 10 mil años, en todo el planeta, al grado de ser la causante del “Gran evento de velo de polvo” detallado en escritos antiguos europeos y asiáticos en el 536 d.C. Generó la pérdida de las cosechas lo que acarreó hambrunas, caos ecológico y social, migraciones hacia Honduras, Belice y Guatemala; y se cree que mató a 40 mil personas en 100 kms a la redonda, por aspirar el polvo blanco. Miles de kms2 de Centro América fueron cubiertos por al menos medio centímetro de cenizas (grosor) y el cielo se oscureció al menos por una semana, donde casi todos los asentamientos mayas fueron devastados.
En alrededor del 900 d.C., los depósitos volcánicos fueron utilizados para la construcción de la pirámide de La Campana de San Andrés, de 13 metros de alto y 40 de diámetro, parte de un sitio maya prehispánico, la cual se terminó 80 años después.
Sin embargo, ese polvo blanco sigue siendo un riesgo para la salud humana de una manera y magnitud que aún no se medido. Podría ser que forme depósitos en los pulmones de manera crónica, por lo que se hace mandatorio realizar estudios adecuados para determinar el efecto de esta ceniza en los habitantes del Gran San Salvador, para tomar luego medidas de reducción de riesgo y daño sanitario.
Reducción del riesgo y daño sanitario se denomina actualmente al conjunto de intervenciones sanitarias, sociales y preventivas cuyo fin es minimizar los riesgos a la salud que surjan, en este caso, por la exposición a sustancias como ese polvo blanco de Ilopango. La segunda causa de mortalidad en las estadísticas del MINSAL al 31 diciembre 2019 fue la neumonía.
Ejemplo ad hoc para el caso, son las personas que fuman cigarrillos y puros en Ilopango, Soyapango, Apopa y zonas aledañas a la fuente de la tefra. Podría ser que sus mucosas estén constantemente inflamadas por la aspiración del polvo blanco, lo que, sumado a la inhalación del humo del cigarrillo, irrite aún más esas mucosas, dañe importantemente los cilios nasales, deteriore sus defensas inmunológicas, favorezca el desarrollo de sinusitis y bronquitis, y sumado a otros factores lleve a una neumonía bacteriana. Por lo que, la reducción del riesgo debería estar orientada a ayudar a dichos individuos a dejar de fumar cigarrillos o darles opciones menos dañinas.
La investigación científica permanente y el conocimiento de la historia local es plataforma para crear estrategias e intervenciones para ayudar a las personas a tomar buenas decisiones que mejoren o conserven su salud. Que así sea algún día. ¡Hasta la próxima!
Médica, Nutrióloga y Abogada
Mirellawollants2014@gmail.com