El Presidente prometió “Una Obra por Día” cuando fue alcalde, porque le convenía en medio de su apogeo populista; también prometió mil nuevas escuelas para este año, mil de las cinco mil que pretende alcanzar como meta el proyecto “Mi Nueva Escuela”. El conteo, de momento, no es claro y mucho menos prometedor. Y al menos unas tres veces ha prometido remodelar el Hospital Rosales. Si le adjudicamos esa promesa a cada año de su gestión, ya lleva tres años sin cumplir esa deuda con el Rosales. ¿Cuántas promesas falsas serán necesarias para desenmascarar a quien miente compulsivamente?
El pasado 16 de noviembre el Presidente lanzó una nueva promesa, la primera de muchas que sí cumpliría y que además lo hizo de inmediato: dijo que empezaría a comprar un Bitcoin a diario y lo empezó a hacer al día siguiente; desde el 17 de noviembre de este año, El Salvador ha comprado un Bitcoin por día. ¿Para qué y por qué? Nadie lo sabe, pero lo que sí es claro es que todo ese dinero podría usarse para cumplirle a la ciudadanía las promesas pendientes de estos últimos tres años de gobierno, pero en lugar de eso, todo ese dinero público será apostado en la infame criptomoneda que ya le hizo perder millones al Estado salvadoreño. Esta decisión se ha tomado en medio de una crisis económica, con el endeudamiento al tope y con la inflación en porcentajes históricos. ¿El dinero alcanza?
Al momento de escribir esta columna, El Salvador ya habrá comprado siete bitcoins. Esas compras se traducen en un total de $114,000 aproximadamente. Si en verdad el dinero alcanza cuando nadie roba, esas compras irresponsables de bitcoin debería ser dinero al servicio de necesidades humanas urgentes. A principio de este año, se reportaba que el gobierno debía ocho meses de pensión a adultos mayores, una pensión de $50, con lo que se ha malgastado en esta apuesta de “Un Bitcoin por Día”, ya se hubiese pagado la pensión de miles de adultos mayores. Recientemente, este periódico reportaba que los hijos de los médicos que murieron durante la pandemia estando en la primera línea de defensa médica han quedado desamparados por el Estado. ¿Por qué en lugar de comprar un Bitcoin al día no se les cumple con una compensación económica a todas esas familias? Es inevitable cuestionar: ¿dónde están las prioridades? ¿Dónde está todo ese dinero?
La compra diaria de bitcoins no es una inversión y mucho menos una política pública sensata, solo es una apuesta irresponsable producto de un capricho del clan que está gobernando este país, pero dentro de esa apuesta hay matices, unos que generan mucha duda en cuánto a la gran pérdida de dinero que le está generando el Bitcoin a El Salvador. Es muy probable, que en medio de todo este negocio de criptomonedas, alguien o algunos si se están llenando los bolsillos o mejor dicho la wallet, mientras El Salvador es fuga de dinero, algunos pocos están haciendo su navidad. El tiempo dirá qué es lo que realmente se hizo con tanto dinero público depositado en el Bitcoin.
Hagamos un repaso breve de lo que ha implicado, monetariamente hablando, el Bitcoin desde su implementación en el país. Desde el 6 de septiembre de 2021, los bitcoins que adquirió El Salvador en el arranque de esta apuesta han perdido el 67 % de su valor. No hay transparencia alrededor de esta medida, es imposible saber qué se ha hecho con todo este dinero, pero solo tomando en cuenta los tuits de las compras que ha anunciado el Presidente se calculan $70 millones en pérdidas. Además, implementar esta medida en El Salvador representó un gasto de $240 millones representados en casetas, cajeros y el fideicomiso. También los $30 iniciales al descargar la Chivo Wallet provocaron cientos de fraudes, y más recientemente se supo que una falla en la Chivo Wallet provocó que unas pocas personas hurtaran $840,000 según una investigación de Factum.
Son millones de dólares sin paradero y otros millones más que han sido desperdiciados. La propaganda desvía la atención del tema, mientras quienes abusan del poder hacen fiesta de esta criptomoneda. A todos ellos debemos exigirles lo mismo: ¡devuelvan los bitcoins!
Comunicólogo y político