La profunda crisis en la cadena de suministros que surgió luego de la reactivación económica, y tras los meses de confinamientos por la pandemia, provocó que las empresas estadounidenses girarán su atención hacia regiones más cercanas, principalmente, Centroamérica y Latinoamérica en general.
En ese sentido, la estrategia de mover sus plantas de producción desde países asiáticos hacia países más cercanos, con el fin de abaratar los costos de transporte de la mercadería y asegurar un abastecimiento ininterrumpido, es lo que se le conoce como el nearshoring, algo en lo que la Cámara de Comercio e Industria de El Salvador (Camarasal) ya está realizando esfuerzos.
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Según la gremial, es importante aprovechar ese contexto porque, técnicamente, los países en la región están compitiendo por atraer la mayor cantidad de inversionistas estadounidenses, los cuales estarían interesados en desarrollar distintas industrias en la región.
Según el presidente de Camarasal, Jorge Hasbún, lo importante, en primera instancia, es que las empresas que ya están instaladas en el país amplíen sus operaciones, las cuales en su mayoría se encuentran en el rubro textil, aunque señaló que ese sector se encuentra ya "muy sofisticado" y eso podría permitir que la oferta de producción en el país aumente.
Hasbún añadió que la Cámara ya está trabajando para facilitar el proceso para las empresas que vengan, lo cual incluye ofrecer una estructura de transporte y logística ya existente o parques industriales para que los inversionistas se instalen en el país.
Sin embargo, también afirmó que estas empresas analizan las condiciones en los diferentes países en los que se interesan, algo que incluye las normas jurídicas en cada país, es decir, las llamadas normas del juego para los empresarios.
Ante eso, otras gremiales como la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) han señalado en meses anteriores que en el caso salvadoreño podría haber un freno en el proceso de nearshoring debido a distintas acciones políticas que podrían estar enviando un mensaje negativo a los inversionistas.
De hecho, a finales del año pasado, la exencargada de negocios y representante del gobierno de Estados Unidos en el país, Jean Manes, explicó que entorno a las estrategias del nearshoring influye cómo está la situación política dentro del país, declaraciones que dio en un momento en el que el presidente Nayib Bukele aún no había dado a conocer sus intenciones por reelegirse en el poder.
Aún así, y con respecto a esa situación política, que ha sido mal vista por el gobierno estadounidense, Fernando Romero, del Comité de Transporte y Logística de Camarasal, explicó que, a nivel comercial, las relaciones con Estados Unidos están muy bien, sobre todo, porque ese país es el principal cliente individual de los productos que las empresas salvadoreñas exportan.
Por ello, argumentó que, además de la industria textil que podría aumentar en el país, también existen otros rubros como el de la fabricación de semiconductores, llamados también microchips, o el de los productos farmacéuticos, los cuales podrían tener un impulso en la región en caso de que las empresas estadounidenses así lo decidan.
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No obstante, para ello, Hasbún señaló que aprovechar esas estrategias de nearshoring "debería ser una apuesta de país", es decir, que no solo incluya los esfuerzos del sector privado sino también del sector público, y puso de ejemplo al gobierno de Guatemala, país que ya envió a varios funcionarios para ofrecer esas posibilidades a los inversionistas estadounidenses.
Con respecto al marco jurídico, Hasbún reconoció que ha habido "movimientos abruptos que han preocupado a mucha gente", por lo que sugirió que en el país debe haber una ley de arbitraje que le de la confianza a los inversionistas de que hay un buen marco jurídico en el país.