"No hay necesidad de cambio porque vamos en el camino correcto, pues después de 200 años, por fin somos libres” dijo en la ONU. Aunque tras 6 meses del estado de excepción, que ya es permanente, el pueblo ha perdido derechos como conocer las razones de su detención, alargar el período de investigación en prisión, tener un juicio individual y el derecho al debido proceso.
En ninguna verdadera democracia la popularidad del candidato reemplaza el mandato constitucional, que aquí rechaza contundentemente en varios artículos la reelección presidencial. Aunque los altos índices de popularidad del mandatario vienen de un pobre pueblo mantenido en la ignorancia, que se contenta con una limosna en metálico, y cree en promesas imaginarias que lo mantiene con esperanza y les valen los mandatos constitucionales.
Pero el salvadoreño pensante y trabajador, que es más del 3%, ve que vamos hacia un despeñadero. Una deuda impagable de casi el 90% del PIB. Categoría de bonos basura y aumento del riesgo país. Pérdida de crédito en instituciones financieras internacionales. Gobernar en secretismo, sin rendir cuentas sobre el uso de fondos públicos.
Sin LACAP para otorgar ejecución de obras sin licitación, a empresas desconocidas y recién fundadas, muchas veces con giros diferentes al contrato en cuestión. Y un rechazo a la tan necesaria CICIES, para exterminar la corrupción.
Y el pueblo, el soberano, no se percata que es el más perjudicado. Sin FODES, las alcaldías no pueden realizar obras sociales, otorgar becas, pagar sueldos y menos realizar los proyectos necesarios para la comunidad. Se les ha dormido con el sueño de que la todopoderosa DOM dispone de millones para satisfacer las necesidades de los 262 municipios. Y seguirán esperando.
Peores que los mismos de siempre, con los ruinosos hospitales desabastecidos, desperdicio de millones en un cascarón bautizado como el mejor hospital de la región, y más millones justificados como necesarios para enfrentar la pandemia. Aunque después de dos años, más de 200 familias, que sufrieron la muerte de seres queridos del gremio médico y sanitario, luchando en primera línea sin el equipo adecuado para protegerse, siguen implorando al MINSAL la entrega del bono por $30,000 que se les ofreció. Prioridad: hospital de mascotas con las inexistentes ganancias del Bitcoin.
Para construir el megapenal y el mega aeropuerto muchos campesinos fueron obligados a vender sus tierras productivas al precio que al gobierno se le antojó. Además de sufrir contaminación en sus ríos, ven que los afortunados trabajando en la cárcel son mexicanos, (como los chinos en la biblioteca mariposa) sin dar oportunidad a los salvadoreños. Son invisibles las lágrimas de madres y esposas, cuyos seres queridos fueron capturados, acusándolos de estar entre los 50,000 terroristas para llenar una cuota. Y los muertos en los penales por mal trato, negligencia médica y tortura, sin que la familia pueda preguntar y exigir.
El vice presidente Ulloa, que como abogado juró defender la Constitución, hoy como un mago chueco a quien el público descubre sus trucos, aprueba la reelección porque “periodo inmediato anterior” es el de Sánchez Cerén. Para él, el día inmediato anterior al lunes es el sábado y no el domingo. Como un mal chiste, asegura que no existe oposición ni posibles candidatos, pues su gobierno ha silenciado las voces disidentes, y quien ose criticar se expone a ser capturado o debe abandonar el país. Pero la oposición si está en los gobiernos de Washington, la Unión Europea y en todo país democrático que condena un sistema que mancilla la Constitución que juraron defender y el rumbo equivocado por el que quieren llevar a El Salvador.
Maestra.