Reflexionando sobre el Día de la Mujer

¿Debemos celebrar el Día de la Mujer o manifestarnos en contra del abuso y de los estereotipos? Una reflexión válida sobre el hecho de ser mujer y madre.

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elsalvador.com

Por Por Stefani Chambers

2015-03-11 8:00:00

Soy publicista, excreativa y ahora estratega. También esposa y mamá de una niña y un bebé. Soy guatemalteca, pero llevo varios años viviendo en El Salvador. Lo que más amo de mi trabajo son esas oportunidades que me permiten explorar, indagar, preguntar y observar.

Motivada por la celebración mundial de ser mujer, que a todos nos llegó por alguna vía, decidí escribir estas líneas que nos harán reflexionar.

Hace un par de años, emprendimos una investigación en toda la región centroamericana, pasamos meses hablando con todo tipo de mujeres, desde las ladinas más tradicionales hasta las indígenas más emprendedoras y modernas; desde mamás solteras ya cansadas de la vida, hasta jovencitas fashion con grandes aspiraciones.

Las sesiones de grupo empezaban con una pregunta. ¿Qué pasaría si ahorita te dieran la noticia que estás embarazada de una niña, que además va a nacer en tu mismo entorno y talvez con tu misma vida? La reacción daba inicio con un silencio penetrante y una cara muy limitada de gestos de alegría. Así abrimos una plática profunda sobre ser mujer en este momento, en este lugar. Muchas nos decían convencidas: “Sería mejor tener varón, que difícil

es ser mujer”.

Ayer mientras abría mi Facebook y veía tanta mujer celebrando ser mujer, yo pensaba en las razones que a mi me realizaban tanto de marcar sexo femenino en los cuadritos de los formularios. Y sí, lo primero que se me vino a la mente fue ser madre como el mejor y más grande regalo, pero quise ir más allá…como siempre.

Y me aventuré a un viajecito interno por todas esas razones, desde las más banales hasta las más profundas. Durante tal recorrido visualicé la cara

todas estas mujeres que no se sentían tan felices ante la idea de traer a una niña a este pequeño y retrogrado mundo en el que vivimos.

Allí fue donde como toda planner puse sobre la mesa el duro contrapunto del tema y me cuestioné ¿Será que todas pueden celebrar ser mujeres en estos países? Será que debería ser una celebración o una manifestación que nos permita levantarnos en contra del abuso, los estereotipos, el machismo, el cansancio, la soledad, el abandono. Además de la falta de educación, de recursos limitados para dar a luz en un hospital público de forma digna, y la falta de derechos e igualdad que nos tienen por mucho porcentaje con sueldos abajo de un hombre.

No es nada fácil nacer mujer en estos países, lo que sentimos es más miedo que felicidad cuando vemos a tanta niña que crece admirando a una mamá que vive por complacer a un hombre macho que la insulta con la mano y voz, o que trabaja día y noche sola para mantenerla a ella y a sus hermanos, sin tener vida ni sueños más grandes que terminar el día.

El estudio continuaba con preguntas sobre quiénes eran las mujeres que más admiraban, la mayoría respondían: “Mi mamá” o “Mi abuela”. Muy pocas mencionaron a una líder política, una estrella de los medios o una gran empresaria. Era muy triste sentarte allí y escuchar la confusa respuesta que verbalizaban con ojos sinceros, pero con poco brillo y resplandor, era evidente que su admiración estaba ligada a la superación constante del sufrimiento.

Admiran a su madre y a su abuela porque sufrieron, porque les tocó tan duro y les costó tanto la vida. Su legado fue la lucha por sacar a sus hijos adelante y jamás se rindieron. Sin duda les doy toda la razón de tenerlas en tal pedestal, mi más profundo respeto a cada una de ellas. Pero la verdad es que me quedé con deseos de escuchar que sus heroínas son las mujeres, que representan felicidad, éxito, realización y libertad.

Ahora lo que digo es: que afortunadas somos las que estamos más cerca de esos regalos y que criaremos hijas amando ser mujeres por las razones correctas, pero sepamos que en esta región somos pocas.

Escribo con la misión de motivarnos a que desde donde estemos, levantemos la voz y hagamos la diferencia para que cada día podamos celebrar ser mujer, ser mamá y ser ejemplo por la realización de la absoluta felicidad y no porque pasamos la vida superando la adversidad.

(Colaboración de Stefani Chambers)