
Bienvenidos al Titanic, los violinistas siguen tocando
Por Andy Failer | 03-03-2025
Las democracias no mueren con estruendo, sino con el sigilo de un ladrón de madrugada. No hace falta un desfile de golpes de Estado, basta con vaciar las urnas de significado, e inundar la conversación pública con ruido hasta que la verdad se vuelve indistinguible de la mentira, y/o convencer a la gente de que su voto es tan inútil como un billete de lotería mojado. Hoy gobiernan los mentirosos y tienen más creyentes que nunca.